"LAS VOCACIONES DON DE LA CARIDAD DE DIOS"...


El Papa Benedicto XVI señala en su mensaje por la 49º Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones que se celebrará el 29 de abril, que la familia, comunidad de vida y amor, puede ser el "primer seminario" para la vida consagrada a Dios y al prójimo.
             
En su mensaje para la Jornada: "Las vocaciones don de la caridad de Dios", el Papa explica que Dios es amor y "movido exclusivamente por su amor incondicional, Él nos ‘creó de la nada’ para llevarnos a la plena comunión con Él". Benedicto XVI afirma luego que la dinámica del amor de Dios, que permite amarlo a Él y a los hermanos, "se puede llevar a cabo de manera elocuente y singular en las familias cristianas, cuyo amor es expresión del amor de Cristo que se entregó a sí mismo por su Iglesia".

"En las familias, ‘comunidad de vida y de amor’, las nuevas generaciones pueden tener una admirable experiencia de este amor oblativo. Ellas, efectivamente, no sólo son el lugar privilegiado de la formación humana y cristiana, sino que pueden convertirse en ‘el primer y mejor seminario de la vocación a la vida de consagración al Reino de Dios’, haciendo descubrir, precisamente en el seno del hogar, la belleza e importancia del sacerdocio y de la vida consagrada".
"Los pastores y todos los fieles laicos –afirma el Papa– han de colaborar siempre para que en la Iglesia se multipliquen esas ‘casas y escuelas de comunión’ siguiendo el modelo de la Sagrada Familia de Nazaret, reflejo armonioso en la tierra de la vida de la Santísima Trinidad".

El Santo Padre recuerda que toda persona es amada por Dios de manera eterna y fiel, y descubrir esa realidad cambia verdaderamente la vida en lo más hondo. "En una célebre página de las Confesiones, San Agustín expresa con gran intensidad su descubrimiento de Dios, suma belleza y amor, un Dios que había estado siempre cerca de él, y al que al final le abrió la mente y el corazón para ser transformado".
"Se trata de un amor sin reservas que nos precede, nos sostiene y nos llama durante el camino de la vida y tiene su raíz en la absoluta gratuidad de Dios", añade.

El Papa subraya después que "toda vocación específica nace de la iniciativa de Dios; es don de la caridad de Dios. Él es quien da el ‘primer paso’ y no como consecuencia de una bondad particular que encuentra en nosotros, sino en virtud de la presencia de su mismo amor ‘derramado en nuestros corazones por el Espíritu’".
El amor de Dios, que se manifiesta plenamente en Jesucristo, "permanece para siempre, es fiel a sí mismo, a la ‘palabra dada por mil generaciones’. Es preciso por tanto volver a anunciar, especialmente a las nuevas generaciones, la belleza cautivadora de ese amor divino, que precede y acompaña: es el resorte secreto, es la motivación que nunca falla, ni siquiera en las circunstancias más difíciles".

El Santo Padre expresa además que "la grandeza de la vida cristiana consiste en efecto en amar ‘como’ lo hace Dios; se trata de un amor que se manifiesta en el don total de sí mismo fiel y fecundo". El Papa explica asimismo que "el amor a Dios, del que los presbíteros y los religiosos se convierten en imágenes visibles –aunque siempre imperfectas–  es la motivación de la respuesta a la llamada de especial consagración al Señor a través de la ordenación presbiteral o la profesión de los consejos evangélicos"

El amor al prójimo, señala el Pontífice en su mensaje, "sobre todo hacia los más necesitados y los que sufren, es el impulso decisivo que hace del sacerdote y de la persona consagrada alguien que suscita comunión entre la gente y un sembrador de esperanza".
Tras resaltar la importancia entre los sacerdotes y los comunidades, el Papa alienta a estar atentos a los signos que pueden apreciarse en vistas a la vocación consagrada de los jóvenes e indica que "será tarea de la pastoral vocacional ofrecer puntos de orientación para un camino fructífero".

"Un elemento central debe ser el amor a la Palabra de Dios, a través de una creciente familiaridad con la Sagrada Escritura y una oración personal y comunitaria atenta y constante, para ser capaces de sentir la llamada divina en medio de tantas voces que llenan la vida diaria".

Pero, sobre todo, dice el Papa, "que la Eucaristía sea el centro vital’ de todo camino vocacional: es aquí donde el amor de Dios nos toca en el sacrificio de Cristo, expresión perfecta del amor". "Es aquí donde aprendemos una y otra vez a vivir la ‘gran medida’ del amor de Dios. Palabra, oración y Eucaristía son el tesoro precioso para comprender la belleza de una vida totalmente gastada por el Reino".

Mons. Antonio Reimann OFM