El día 13.01.2012 el crucero “Costa Concordia” sufrió el naufragio en las cercanías de la isla italiana de Giglio. Hasta ahora al menos 11 personas han muerto y otras 22 siguen desaparecidas. Todas las investigaciones realizadas tras el accidente marítimo indican a la errónea maniobra del comandante, quien imprudente acercó la nave excesivamente a la costa, con un cambio de la ruta ordinaria prevista, colisionando con la formación rocosa.
Sobre el abandono de la nave por parte del capitán Schettino, se ha levantado una polémica en Italia porque a bordo de la misma permanecían al menos un centenar de personas.
Benedicto XVI en su segundo libro sobre Jesús de Nazaret, al comentar el pasaje de Jesús caminando sobre las aguas mientras los discípulos reman con viento contrario en el lago (Mc 6, 45-52), escribe: ”También hoy la barca de la Iglesia con el viento contrario de la historia, navega por el océano agitado del tiempo. Se tiene con frecuencia la impresión de que está para hundirse. Pero el Señor está presente y viene en el momento oportuno: “Voy y vuelvo a vuestro lado”; ésta es la esperanza de los cristianos, la razón de nuestro jubileo”.
Los que leemos estas palabras - Sacerdotes, diáconos, Vida consagrada, Laicos - nos damos cuenta que de alguna manera se nos ha confiado el cuidado de una “partecita” de la nave que es la Iglesia, concretamente nuestro Vicariato Apostólico de Ñuflo de Chávez. Lo hacemos a través de
la evangelización (catequesis, biblia, liturgia…), promoción humana (educación, salud, caritas, arte y cultura…) y comunión eclesial (familia, jóvenes, vida consagrada, clero, comunidades parroquiales…). Somos conscientes de nuestros logros, de las dificultades y fracasos, que estos no deben ser motivo de abandonar la nave, porque el Señor está presente en ella.
El es el auténtico Capitán que nunca en la historia de la Iglesia abandonó esta nave y nos prometió que estará con nosotros todos los días hasta el fin del mundo (cf. Mt 28, 20).
Pero por otro lado preguntémonos:
¿Nuestros ojos están puestos en Él? ¿Crecemos en la amistad con Él mediante la amistad con su Palabra que nos ilumina y guía en nuestras noches oscuras? ¿En nuestras comunidades parroquiales existen los grupos de oración que se fundamentan en la Palabra de Dios? Esta Palabra acogida con fe y amor nos lleva a la comunión con el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Eucaristía y en nuestros hermanos y hermanas que sufren. ¿Qué hacemos en nuestras parroquias para salir al encuentro con tantos niños, jóvenes, familias, que se hunden en las aguas caudalosas de esta vida?
En este mes de febrero, el día 11, celebramos La Jornada Mundial del Enfermo con el lema:
“Levántate, vete; tu fe te ha salvado” (Lc 17,19). El Papa en la parte final del Mensaje dice: “Este tema se refiere también al “Año de la fe” que comenzará el 11 de Octubre de 2012, ocasión propicia y preciosa para redescubrir la fuerza y la belleza de la fe… Debo animar a los enfermos y a los que sufren a encontrar siempre en la fe un ancla segura, alimentada por la escucha de la palabra de Dios, la oración personal y los sacramentos, a la vez que invito a los pastores a facilitar a los enfermos su celebración. Que los sacerdotes, siguiendo el ejemplo del Buen Pastor y como guías de la grey que les ha sido confiada, se muestren llenos de alegría, atentos con los más débiles, los sencillos, los pecadores, manifestando la infinita misericordia de Dios con las confortadoras palabras de la esperanza”.
Y concluyo con las mismas palabras de Benedicto XVI: “A María, Madre de Misericordia y Salud de los Enfermos, dirigimos mirada confiada a nuestra oración; su materna compasión, vivida junto al Hijo agonizante en la Cruz, acompañe y sostenga la fe y la esperanza de cada persona enferma y que sufre en el camino de curación de las heridas del cuerpo y del espíritu”.
Les saludo y acompaño con mi oración en todas las actividades pastorales que se inician con este mes de febrero 2012.
Fraternalmente: +Antonio Bonifacio Reimann, OFM