Acabamos de celebrar con gozo el Jubileo de los 300 años de la fundación de Concepción. A todas las personas que nos colaboraron en la preparación y en la realización de estos festejos quiero decir: ¡Gracias!
Ahora nos toca a nosotros, con la ayuda del Señor y su Santísima Madre Inmaculada Virgen María, contribuir al crecimiento de la fe y de la vida en medio de nuestro pueblo.
¿Cómo lo vamos hacer?
En esto día de la Navidad y del Año Nuevo recordamos con alegría el nacimiento de Jesús. El viene a salvarnos de todo pecado y de sus consecuencias.
Antes de la navidad en muchas parroquias, también en Concepción, hemos celebrado <>, recordando como algunas familias no les recibieron a María y a José, y con ellos al Niño Jesús que estaba por nacer. Sin embargo algunas familias abrieron las puertas para ellos. Así sucede siempre, cuando rechazamos al prójimo, rechazamos también a Dios.
De hoy en adelante no tengamos miedo de abrir nuestro corazón a Jesús, nutrirse de su Palabra y acoger su Cuerpo y su Sangre, su Espíritu para que transforme nuestras vidas y seamos con Jesús los primeros adoradores del Padre y servidores de la Vida.
Fraternalmente:
+Antonio Bonifacio Reimann, OFM
Ahora nos toca a nosotros, con la ayuda del Señor y su Santísima Madre Inmaculada Virgen María, contribuir al crecimiento de la fe y de la vida en medio de nuestro pueblo.
¿Cómo lo vamos hacer?
En esto día de la Navidad y del Año Nuevo recordamos con alegría el nacimiento de Jesús. El viene a salvarnos de todo pecado y de sus consecuencias.
Antes de la navidad en muchas parroquias, también en Concepción, hemos celebrado <>, recordando como algunas familias no les recibieron a María y a José, y con ellos al Niño Jesús que estaba por nacer. Sin embargo algunas familias abrieron las puertas para ellos. Así sucede siempre, cuando rechazamos al prójimo, rechazamos también a Dios.
De hoy en adelante no tengamos miedo de abrir nuestro corazón a Jesús, nutrirse de su Palabra y acoger su Cuerpo y su Sangre, su Espíritu para que transforme nuestras vidas y seamos con Jesús los primeros adoradores del Padre y servidores de la Vida.
Fraternalmente:
+Antonio Bonifacio Reimann, OFM