FAMILIA: SANTUARIO DEL AMOR

Un canto de la familia, se repite muchas veces esta frase. Un día me puse a meditar… ¿Qué quiere decir?

Cuando nos acercamos a un santuario vamos con el corazón lleno de expectativas… el lugar de paz, donde tengo el encuentro este o aquel santo (virgen de Cotoca, San Antonio…). Busco paz, luces, claridad… Siento que salgo del lugar con más paz y luces para seguir adelante más fortalecido y más lícito para dejarme guiar por Dios y ser luz para los demás.

¿Y nuestras familias?
¿Son santuarios?

Reflexionando las luces y sombras de nuestras familias veo las dimensiones de santidad que poseen: el amor uniendo hombre y mujer, la gratuidad de Dios regalando hijos, la pareja forjadora del futuro de la humanidad en este mundo…

Entre tantos aspectos bellos no hablaré de las sombras en las familias (esto lo hacemos con más facilidad).

Frente a estos desafíos nuestra Iglesia se preocupa en acompañar las familias, para que vayan descubriendo y valorando la belleza de formar familias, al mismo tiempo ayudando aquellas familias que por diferentes dificultades están sufriendo.

Queridos hermanos y hermanas, sabemos que acompañar las familias es una prioridad de nuestra misión. Por lo tanto quisiera que para la Asamblea en febrero lleváramos algunas ideas para poder agilizar el trabajo con las familias en nuestras parroquias.

Si pudiéramos tener en cuenta algunos aspectos:

Primero no se trata de formar otros grupos en la parroquia, los grupos que ya tenemos (primera comunión, liturgia, monaguillos…) son familias. Podemos comenzar un trabajo desde estas familias. Importante es que se dispongan a esto.

Vivimos el tiempo de Misión permanente y llegar a las diferentes familias de nuestra parroquia será fundamental. Tenemos la posibilidad de realizar la misión permanente tomando en cuenta las familias de nuestros barrios, comunidades, etc.

Es necesario una evangelización desde las familias más cercanas porque solo convictas de rol como familia en la sociedad y en la Iglesia ellas se comprometerán con las familias más lejanas (aquellas que no llegan a las celebraciones).

En las diferentes etapas de la familia hay diferentes necesidades y aquellas personal según su carisma puede actuar (niños, jóvenes, ancianos…)

Muchas veces hemos deseado llegar a las diferentes parroquias y colaborar en el trabajo con las familias. Ojalá podamos traer propuestas para la Asamblea y reestructurar el trabajo en el Vicariato.

A todos los lectores del Mensajero Tengan una Feliz Navidad y un 2.010 colmado de las bendiciones del Señor.

Hna. Maria Lúcia Boaro
San Antonio de Lomerío