Bendición de la Iglesia en Yaguarú

Ya pasaron tantos años. Muchos hechos, muchas fechas desaparecieron de la memoria. Lo que es cierto: se decidió que la iglesia de Yaguarú debe ser destruida y que se debe construir un nuevo templo. El Párroco, P. Aurelio Zaha, se opuso a asta decisión. En la “Crónica parroquial” hay dos notas importantes:

“1999, Este año, el P. Aurelio Zaha recibe el permiso del Mons. Antonio Eduardo Bols, para la reconstrucción de la Iglesia de Yaguarú, y comienza a comprar… la madera, el acarro de piedra y arena…”

“El 17 de septiembre de 2002: Se inicia la reconstrucción de la Iglesia…”

Pasaron muchos años y lo que el P. Aurelio empezó, ahora llegó a su fin. Al medio día del viernes 11 de diciembre, el Monseñor Antonio Bonifacio, acompañado por el P. Walter, Andrzej Walko y Manfred Gruber, fue recibido por los feligreses de la Parroquia en la entrada al Pueblo y en procesión llevado al templo. En el portón de la iglesia, el Cacique Mayor, dando la bienvenida al Monseñor y a los huéspedes, dijo: “Nuestros antepasados ayudaron en la construcción de esta iglesia; Ustedes, ahora Ustedes ayúdennos construir una Iglesia viva”.

A las 3:00 p.m., recordando el Viernes Santo, pues la iglesia lleva el nombre de la Santa Cruz, empezó la solemne Misa. La presidió Monseñor Antonio Bonifacio y la concelebraron: Provincial Martín Sappl, Bernardo Falkus, Sixto Gajda, Adalberto Mazur, Walter Neuwirth, Abelino Yeguaori, Andrzej Walko, Manfred Gruber y el autor del artículo. También, con sus oraciones nos acompañaron el Hno. Marcos y las Hermanas de Ascension y de El Puente.

El P. Provincial, en su homilía, nos recordó que una comunidad de la Iglesia es basada en cuatro puntos: amor, servicio, enseñanza y celebración. Nos ha dicho que el amor de Cristo, que se manifestó en la cruz, nos une y nos hace Iglesia. Recordando a san Francisco y su reconstrucción de la iglesia de san Damian, nos recordó que debemos edificar una casa de Dios que somos nosotros.

Después de la homilía, el P. Abelino nos hablo sobre la obligación de la participación de la Misa dominical.
Antes de la Confesión de la Fe, el Monseñor ha bendecido a la iglesia y al sagrario.

Con esta Misa hemos agradecido a Dios por la posibilidad de tener un templo. También hemos agradecido a todos nuestros bienhechores que, con sus oraciones, trabajos y ofrendas, nos ayudaron en la refacción de nuestro templo.
Después de la Misa, los niños, jóvenes y adultos han presentado las danzas y los músicos tocaron tres piezas de la música clásica.

P. Andrés Z. Wlodarczyk OFM