Agradecimiento, Jubileo de Concepción, 300 años de fe y vida

San Columbano abad suplicaba así al Señor: "concédeme Señor, te lo suplico en nombre de Jesucristo, un amor que nunca mengüe, para que con el brille siempre mi lámpara y no se apague nunca...". El fuego que no se apaga, "El Jenecherú de tu amor"

Te Agradezco Señor por esta luz que brilla en medio de este pueblo, de manera explicita en estos 300 años, que eres tú mismo.

Agradezco por el don de la Virgen Inmaculada, esperanza y aurora de la salvación, Protectora y Madre de este pueblo.
Te agradezco Señor por tantos hombres y mujeres que a lo largo de estos 300 años fueron la luz de Cristo en medio de estos pueblos:
Por el P. Lucas Caballero, el fundador de este pueblo, el místico y el taumaturgo, finalmente el mártir que derramó la sangre por plantar la Cruz, signo de la salvación en estas tierras.

Te agradezco Señor por los veinte neófitos que le habían precedido al cielo y fueron los primeros manasicas -chuiquitanos, que tuvieron la dicha de sellar su fe con su sangre (cfr Charlevoix, Historia del Paraguay).

Agradezco por el P. Martín Schmid, hombre prudente, religioso y culto quien supo acoger la invitación de los pobladores de Concepción, para que allí levante una nueva y hermosa Iglesia en honor a la Virgen Santísima, y por los otros misioneros Jesuitas.

Te Agradezco por estos pueblos que en su mayoría desde el inicio de la evangelización supieron alabar a su Creador con cítara y órganos, con bombos y bailes en rueda, con su arte y su cultura.

Te Agradezco por los sacerdotes diocesanos, como el Pbro. Gregorio Salvatierra, que durante 163 años, junto con el cabildo chiquitano y las rnámas, mantuvieron la fe en medio de este pueblo.

Agradezco por los Hermanos Franciscanos de Austria, con sus Obispos: Mons. Bertold Bühl y Mons. José Rosenhammer, Bonifacio Madersbacher desde San Ignacio atendieron este pueblo.

Te Agradezco por los Hermanos Franciscanos de la Provincia San Antonio de Baviera que desde la creación del Vicariato Apostólico de Ñuflo de Chávez (1951) 1), a la cabeza del Mons. Killan Flaum (+1972), primer Obispo y su sucesor Mons. Antonio Eduardo Bösl (+2000) gastaron su vida en el campo de la evangelización y de la promoción humana.

A las Hermanas Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad, porque llevaron adelante junto con ellos y los laicos este desafío misionero.

Como no agradecer en este momento el gran apoyo de la Provincia San Antonio de Baviera, que con sus bienhechores, bajo la animación del Mons. Antonio Eduardo Bösl y la mano profesional del Arq. Hans Roth han hecho posible la restauración de esta obra gigantesca, que en el año 1990 ha sido proclamada como el Patrimonio Cultural de la Humanidad. Y no solo por eso, sino por el apoyo brindado hasta el día de hoy para poder llevar adelante una evangelización integral en medio de este pueblo y del Vicariato entero.

Gracias por el P. Martín Sappl, Provincial de los Franciscanos de Bolivia, por el P. Wenceslao, y Manfredo de Polonia, y a los Franciscanos de Austria, en la persona del Hno. Florenz Graf, a los Franciscanos de Polonia y de Bolivia que continúan la misión evangelizadora en Concepción y en el Vicariato.

Agradezco a los voluntarios alemanes que con su capacidad profesional, pero también con su compromiso cristiano, han dejado una huella profunda en medio de este pueblo.

Agradezco al pueblo entero de Concepción, y sus comunidades, porque gracias a su fe que han mantenido durante los tres siglos, la restauración de la catedral tiene su sentido.
Agradezco por las autoridades que últimamente demuestran un mayor interés por el mantenimiento de este patrimonio que es de todos.

Finalmente gracia a su Eminencia cardenal Julio por presidir esta Eucaristía y por sus palabras animadoras para nuestro caminar en la fe.

Gracias Señor por nuestras visitas de Polonia: el Sr. Obispo de Tanrnow, Mons. Wiktor Skworc, representante de la Conferencia Episcopal Polaca.

Gracias por todos los Señores Obispos de Bolivia: Mons. Manuel Eguiguirrem. Mons. Rebollo, Mons. Stetter, presentes en esta celebración;

Por los hermanos sacerdotes, diáconos, y seminaristas,

Por las Hnas y Hnos. en la Vida Consagrada, presentes de las diferentes jurisdicciones eclesiásticas de Bolivia con el Hno. Claudio Rosales, responsable de la CBR Juvenil y el P. René Cardozo, SJ, presidente de la Conferencia Boliviana de Religiosas y Religiosos.

Gracias por la presencia del encargado de la Hermandad Sr. Miquel Meier. También en este año celebramos 50 años de Hermandad con las Iglesias de Tréveris y Hildesheim, de Alemania, como camino y experiencia de comunión eclesial.

A los representantes de las diferentes Instituciones a nivel nacional, departamental, provincial, municipal;

A los Medios de Comunicación Social, especialmente el equipo de la CEB de La Paz por acompañarnos y transmitir partes esta celebración jubilar a todo Bolivia;

Al inicio de esta celebración eucarística hemos pedido perdón al Señor con las palabras del Papa Juan Pablo II, porque muchas veces también en esta historia de los 300 años hemos negado el Evangelio de amor,... no hemos valorado sus culturas y tradiciones,... y no siempre nuestra conducta moral ha sido coherente con el Evangelio que hemos anunciado

Pero también somos consientes que a pesar de nuestra fragilidad él Señor está con nosotros que somos su Iglesia. Ella lleva un germen incorruptible, de su Reino, su presencia en medio de nuestras vidas. Esta es nuestra fuerza que apoyados en su Palabra, en él mismo, podemos y debemos continuar la misión permanente para que la Iglesia sea casa y escuela de comunión en medio de nuestro pueblo.

Chapie a todos. Qué Dios nuestro Señor y la Purísima se lo pague y bendiga.

Fraternalmente:
+Antonio Bonifacio Reimann, OFM