Convivencia de las Seminaristas con el Obispo

El jueves 3 de julio los seminaristas de San ramón viajamos con el Obispo; en el trayecto de San Ramón a San Javier rezamos los salmos de laúdes y meditamos la lectura de la festividad de Santo Tomás Apóstol. De la lectura se resaltó lo siguiente: la sanación de la fe de santo Tomás, hace más creíble la resurrección de Jesús que las palabras de los otros Apóstoles reunidos. Santo Tomás vio a Jesús con los agujeros de los clavos y exclamó «Señor mío y Dios mío», vio a un hombre y proclamó la Divinidad de Jesús.

En el trayecto de San Javier a Concepción el Obispo nos comentó que en Europa hay una computadora satelital que se pone en las movilidades, con ella se programa el lugar donde se desea ir y ella se encarga de dirigir la movilidad hasta llegar a su destino. Pero es necesario que el chofer se deje guiar por la computadora para no desviarse del camino. De esta misma manera en nuestra vida de cristianos debemos dejarnos guiar por el Espíritu Santo; muchas veces desobedecemos, por eso más de una vez nos encontramos en el camino equivocado.

En Concepción en horas de la tarde después de nuestra reunión con el obispo, visitamos el proyecto de una huerta al lado de la carpintería. Nos llamo mucho la atención un tallo de una planta llamada «Clopatria», que en él se habían injertado limón, mandarina y naranja; una sola planta pero con tres frutos diferentes. Esta planta realmente nos da ejemplos de unidad; que todas las personas de diversas culturas podemos convivir como hermanos, porque procedemos del mismo Dios Padre.

Lugo fuimos al otro lado de la Represa Concepción; donde se encuentran las casas. Nos quedamos maravillados al escuchar el canto de las aves, ver la inmensidad de agua que reposa tranquila y contemplar un hermoso atardecer. Agradecidos con el Señor, por sentir su amor a través de estas cosas, rezamos las vísperas y después regresamos a la catedral para participar en la Santa Misa.

Después de la Misa compartimos una cena con el obispo y los que viven en la casa parroquial de Concepción. Al siguiente día por la mañana estuvimos regando los platines que se plantaran en la huerta. También tuvimos un pequeño encuentro con el obispo y algunas entrevistas personales. En esta convivencia se vivió la fraternidad y la cercanía entre nosotros y el Obispo, agradecemos a Dios por lo vivido en este encuentro.