El día 29 de mayo de 2011 fue muy especial para la parroquia “La Asunta”, se dio gracias a Dios por los 50 años de trabajo de la Hna. Adela en Bolivia, y también se le despidió, ya que ella regresará a Italia a una nueva misión.
En el pueblo de “La Asunta” hna. Adela Belloto es conocida por visitar a las familias e invitarlas para la Misión Permanente. Lleva solamente dos años y medio en esta parroquia pero suficiente para conocer su carácter decidido, generoso y entregado. Este año ha tenido la satisfacción de celebrar los 50 años de nuestra presencia en Bolivia, presencia que empezó ella misma cuando la Madre Fundadora la eligió con otras dos hermanas para ser misionera en Bolivia. En el lejano diciembre del 1959 se embarcaron y desde Italia llegaron a Arica, (Chile) y luego a La Paz. Un viaje largo de un mes. Trabajó en los Yungas paceños, en el altiplano, en el Beni amazónico y ahora en el Vicariato. Se ocupó de la enseñanza de la religión, la catequesis, la oficina parroquial, con los enfermos y siempre disponible para cualquier necesidad. Fue encargada de comunidad por varios años. Ahora llevándose gratos recuerdos regresa a Italia donde encontrará espacio para seguir donando tiempo, fuerza y oración. Disfrutará de la compañía de sus dos hermanas que todavía le quedan. Y que nuestra gratitud y cariño por su presencia le acompañe siempre y alivie el inevitable desprendimiento.
Hna. Eva
En el pueblo de “La Asunta” hna. Adela Belloto es conocida por visitar a las familias e invitarlas para la Misión Permanente. Lleva solamente dos años y medio en esta parroquia pero suficiente para conocer su carácter decidido, generoso y entregado. Este año ha tenido la satisfacción de celebrar los 50 años de nuestra presencia en Bolivia, presencia que empezó ella misma cuando la Madre Fundadora la eligió con otras dos hermanas para ser misionera en Bolivia. En el lejano diciembre del 1959 se embarcaron y desde Italia llegaron a Arica, (Chile) y luego a La Paz. Un viaje largo de un mes. Trabajó en los Yungas paceños, en el altiplano, en el Beni amazónico y ahora en el Vicariato. Se ocupó de la enseñanza de la religión, la catequesis, la oficina parroquial, con los enfermos y siempre disponible para cualquier necesidad. Fue encargada de comunidad por varios años. Ahora llevándose gratos recuerdos regresa a Italia donde encontrará espacio para seguir donando tiempo, fuerza y oración. Disfrutará de la compañía de sus dos hermanas que todavía le quedan. Y que nuestra gratitud y cariño por su presencia le acompañe siempre y alivie el inevitable desprendimiento.
Hna. Eva