En los siglos XVI, XVII y XVIII, surgió la evangelización en América y fueron los primeros misioneros, quienes encontraron en las notas musicales una forma de catequizar, entre ellos, los del oriente boliviano donde se ubicó la misión jesuítica y luego lo que ahora está preservado y en permanente difusión desde los Archivos de Chiquitos. Parte de ese repertorio antiguo, es lo que el público podrá tener a disposición. Reconozcamos que los misioneros jesuitas, no se limitaron únicamente a enseñar la técnica del trabajo en madera, sino también enseñaron a vivir la música.
Bajo un escenario con estilo barroco mestizo, donde destacan pinturas, murales, esplendorosos altares dorados, colosales columnas talladas en madera y una variedad de bellos tallados que adornan los retablos. El oriente boliviano, una vez más, se convierte en esta temporada festivalera en el centro cultural del país al que acuden con interés artistas y turistas amantes de la música.
La oferta contiene numerosas posibilidades para escuchar y deleitarse, artistas de diversos orígenes: Japón, Corea, Argentina, España, Chile, Polonia Estados Unidos, Italia, Suiza y Bolivia. Son 11 días en el que 47 grupos de 19 países brindarán 117 conciertos en 22 sedes del festival, que se unen por la música con historia.
Sin duda, este evento ayuda para que crezca el turismo, convirtiéndose en una fuente importante de ingreso para nuestras regiones, sin embargo, debemos profundizar en la historia, el sacrificio, los ideales de evangelización que se hacen escuchar en las notas musicales renacentista y barroca.
Sem. Henry Macias
