Queridas Hermanas y Hermanos:
Reciban mis saludos fraternos desde la distancia. Ya que por motivos de mi delicada salud, no puedo estar personalmente con Ustedes les acompaño con mis oraciones en este día tan solemne en el que celebran los 25 años de su Parroquia.
La V Conferencia General de Aparecida, inspirada por el espíritu del Concilio Vaticano II recuerda que: “la providencia de Dios, nos ha confiado el precioso patrimonio de la pertenencia a la Iglesia por el don del bautismo que nos ha hecho miembros del Cuerpo de Cristo, pueblo de Dios peregrino en tierras americanas”… (127).
Ustedes; queridos fieles de la Parroquia del Carmen han experimentado en estos veinte cinco años de vida la dimensión de ser “pueblo de Dios peregrino”, trasladándose de un lugar a otro por causa de las inundaciones.
Pero también han visto como el Señor camina con Ustedes, y vive en medio de su Pueblo. Recuerdo bien, que en una de las asambleas, después de la riada, alguien de Ustedes dijo: “La Iglesia nunca nos abandonó, siempre está con nosotros “.
Esta Iglesia significa la presencia permanente de las Hermanas de la Compañía de Santa Teresa, llamadas “Teresianas”. También la presencia de sacerdotes, algunas veces, permaneciendo en la parroquia, otras veces, atendiéndola desde El Fortín.
Siempre hubo personas, familias y autoridades comprometidas con el Señor y con la vida de este Pueblo (parroquia), constituyendo desde su realidad, las primicias de una Comunidad de Base.
Ésta es la presencia del Señor que nos dijo: “Yo estaré siempre con Ustedes hasta el final de los tiempos”. Su presencia se hizo sentir también a través de su Madre, invocada como la “Virgen del Carmen”. A Ella reconocemos en todas éstas mujeres de la parroquia; fuertes en la fe, y promoviendo la vida más digna en todo sentido.
A todo el Pueblo de Dios de la Parroquia de El Carmen, con las Hermanas Teresianas, Y bajo el pastoreo del P. Carlos Urzagaste. Les felicito, por los 25 años de vida, como comunidad de fe y amor.
Al mismo tiempo les pido que sigan con la actitud de una conversión permanente hacia el Señor, alimentando su fe con la Palabra del Señor, su Cuerpo y su Sangre, para que a través de la caridad fraterna, sean la luz que atraiga muchas personas hacia Cristo.
Por intercesión de la Virgen del Carmen, el Señor derrame abundantes bendiciones a todos Ustedes.
+Antonio Bonifacio Reimann, OFM.