Con el lema: “Que sean uno solo en tus manos” (Cf. Ez. 37,17)
El tema bíblico y los textos de la Semana Ecuménica 2009 provienen de la experiencia de las Iglesias en Corea. Frente a la división de su País, las Iglesias han buscado la inspiración en el profeta Ezequiel, quien también vivió en un país trágicamente divido y que deseaba la unidad para su pueblo.
Para Ezequiel, la división de su pueblo era el reflejo y la consecuencia del pecado y del alejamiento de Dios. Formar un solo pueblo es posible a condición de renunciar al pecado, de convertirse y de volver a Dios. Pero en definitiva, es Dios quien une a su pueblo purificándole, renovándole y liberándole de sus divisiones. Para Ezequiel esta unidad no es una reunificación simple de grupos antes separados; se trata más bien de una creación nueva, del nacimiento de un pueblo nuevo que deberá ser un signo de esperanza para otros pueblos y para toda la humanidad.
Iluminados pues por este texto bíblico del profeta del profeta Ezequiel, los cristianos hemos estado orando por la unidad con fin de que “Sean uno solo en tus manos”…
Cada año oramos por la UNIDAD de los CRISTIANOS en torno a la fiesta de Pentecostés, fiesta simbólica de la Unidad de la Iglesia. La Unidad que buscamos restablecer es un don de Dios, y por esto tenemos que pedirle incesantemente. La oración es el camino para alcanzar este don.
Es por este motivo que nuestra parroquia “La Asunta” busco de acercarse a los diferentes grupos religiosos que existen en nuestra parroquia para compartir, juntos momentos de oración, dialogó, escucha. Tuvimos repuesta positiva con algunas grupos, estuvimos compartiendo juntos, experiencias de fe edificantes, fue una gracia de Dios, es siempre una experiencia que fortalece, anima a seguir orando en común unos por otros. Especialmente un mundo marcado por tantas separaciones y divisiones, los cristianos somos pues llamados a ser los instrumentos del amor fiel y reconciliador de Dios. Bautizados en el nombre del Padre, de Hijo y del Espíritu Santo, y profesando nuestra fe en Cristo Crucificado y Resucitado, somos un pueblo pertenece a Cristo, pueblo llamado a ser el Cuerpo de Cristo en y para el mundo.
Agradecemos a Dios que nos dio esta oportunidad de compartir nuestra fe y amor y a así ser sus discípulos y misioneros en la Diversidad.
Hna. María Eva Gironda
Hijas de la Iglesia
El tema bíblico y los textos de la Semana Ecuménica 2009 provienen de la experiencia de las Iglesias en Corea. Frente a la división de su País, las Iglesias han buscado la inspiración en el profeta Ezequiel, quien también vivió en un país trágicamente divido y que deseaba la unidad para su pueblo.
Para Ezequiel, la división de su pueblo era el reflejo y la consecuencia del pecado y del alejamiento de Dios. Formar un solo pueblo es posible a condición de renunciar al pecado, de convertirse y de volver a Dios. Pero en definitiva, es Dios quien une a su pueblo purificándole, renovándole y liberándole de sus divisiones. Para Ezequiel esta unidad no es una reunificación simple de grupos antes separados; se trata más bien de una creación nueva, del nacimiento de un pueblo nuevo que deberá ser un signo de esperanza para otros pueblos y para toda la humanidad.
Iluminados pues por este texto bíblico del profeta del profeta Ezequiel, los cristianos hemos estado orando por la unidad con fin de que “Sean uno solo en tus manos”…
Cada año oramos por la UNIDAD de los CRISTIANOS en torno a la fiesta de Pentecostés, fiesta simbólica de la Unidad de la Iglesia. La Unidad que buscamos restablecer es un don de Dios, y por esto tenemos que pedirle incesantemente. La oración es el camino para alcanzar este don.
Es por este motivo que nuestra parroquia “La Asunta” busco de acercarse a los diferentes grupos religiosos que existen en nuestra parroquia para compartir, juntos momentos de oración, dialogó, escucha. Tuvimos repuesta positiva con algunas grupos, estuvimos compartiendo juntos, experiencias de fe edificantes, fue una gracia de Dios, es siempre una experiencia que fortalece, anima a seguir orando en común unos por otros. Especialmente un mundo marcado por tantas separaciones y divisiones, los cristianos somos pues llamados a ser los instrumentos del amor fiel y reconciliador de Dios. Bautizados en el nombre del Padre, de Hijo y del Espíritu Santo, y profesando nuestra fe en Cristo Crucificado y Resucitado, somos un pueblo pertenece a Cristo, pueblo llamado a ser el Cuerpo de Cristo en y para el mundo.
Agradecemos a Dios que nos dio esta oportunidad de compartir nuestra fe y amor y a así ser sus discípulos y misioneros en la Diversidad.
Hna. María Eva Gironda
Hijas de la Iglesia