Del 24 al 26 de agosto se ha realizado en San Ramón el tercer taller de Biblia. Han sido 65 los participantes, la mayoría jóvenes, y han estado representadas prácticamente todas las parroquias del Vicariato. En esta ocasión no han podido acompañarnos los sacerdotes del Verbo Divino, pero hemos sentido su apoyo a través de los e-mailes y del teléfono. El objetivo del taller era hacer la experiencia de los cinco encuentros, que nos propone el área de evangelización de la CEB para el mes de la Biblia, con el fin de ser los animadores en los grupos y lugares donde cada uno desarrolla la misión pastoral. También, deseábamos iniciar el estudio del folleto número 3, de la colección “Dialogando con el Verbo”, que se refiere al evangelio de San Mateo.
Es fácil hacer una descripción de lo que han sido las jornadas de trabajo, pero resulta casi imposible comunicar la riqueza de las aportaciones, de los sentimientos, de la experiencia de fe que se teje mediante el estudio, el compartir y las actitudes de búsqueda, de escucha y de acogida a la Palabra. Los textos que nos propone el mes de la Biblia nos ayudan a descubrir el alcance misionero de las primeras comunidades cristianas a través del libro de los Hechos, para continuar en la misión de ser “Testigos impulsados por el Espíritu Santo hasta los confines de la tierra”. Como la piedra que al atravesar el corazón del agua, sin romperla, la dilata en círculos concéntricos cada vez más grandes a medida que alcanza mayor profundidad; o como las ondas del sonido que se propagan sin llegar nunca a romperse abriendo nuestros oídos a distancias infinitas, hemos sentido que desde la conversión personal es posible acercarse al hermano incluyendo las diferencias de raza, de cultura, de expresiones de fe…
Como la piedra que al atravesar el corazón del agua, sin romperla, la dilata en círculos concéntricos cada vez más grandes a medida que alcanza mayor profundidad; o como las ondas del sonido que se propagan sin llegar nunca a romperse abriendo nuestros oídos a distancias infinitas, hemos sentido que desde la conversión personal es posible acercarse al hermano incluyendo las diferencias de raza, de cultura, de expresiones de fe…
para formar comunidades fuertes en las que la muerte y resurrección de Jesús , se exprese en signos de comunión, de crecimiento interior, de progresiva transformación en Cristo. Comunidades que, como María y con ella, escuchan y aprenden del Maestro, son servidoras y anuncian mediante, el testimonio de amor, la presencia del Reino.
La conversión del Pablo; el encuentro del diácono Felipe con el etíope; el apóstol Pedro entrando en el casa de Cornelio; los cristianos fieles al Mensaje a pesar de ser encarcelados y el testimonio de la primeras comunidades, han sido los textos que nos han permitido partir de la experiencia personal de fe y renovar el deseo de ser los testigos que necesita hoy Bolivia, nuestro pueblo, las familias…
A descubrir todo esto nos ha ayudado nuestro Obispo y Pastor que se incorporó al taller a mitad del segundo día. Las dos celebraciones eucarísticas que hemos tenido y su acompañamiento durante toda la tarde del sábado, no sólo han sido una catequesis con gestos llenos de contenido, sino la confirmación de que la Iglesia es familia y en el compartir crece y queda fortalecida. Por eso, cuando resonó la pregunta de Jesús en el Evangelio del domingo: ¿También ustedes quieren marcharse…? Renovamos nuestra vocación de seguimiento incondicional… ¿A quién iremos? Sólo Tú, sólo tu Palabra… En ti creemos.
En octubre, los días del 5-7, tendremos el último taller de este año. Nuestro agradecimiento a Mons. Antonio B. y a todo el equipo Centro Pastoral: laicos y Hermanas Misioneras de Jesús Eterno Sacerdote, por su acogida, servicio y disponibilidad. Seguimos en el camino… Fraternalmente,
Blanca Sanz stj