Queremos llegar a ustedes, hermanos de Concepción, con el saludo franciscano de Paz y bien. Somos un grupo de recuperados de las drogas y del alcohol, acompañados por Mons. Aurelio J. Kuhn OFM,. obispo de Argentina, que inició las primeras Fazendas de la Esperanza en Argentina.
Por invitación de Mons. Antonio Reimann y del P. Bernardo Falkus, llegamos hasta Concepción para compartirles nuestra experiencia de recuperación y manifestarles que encontramos en la Fazenda de la Esperanza un lugar santo. Verdadero santuario de la nueva evangelización, donde conocimos a Cristo y aprendimos a vivir el Evangelio.
No solo pudimos alejarnos de las drogas y el alcohol, sino aprendimos a vivir como hombres nuevos; con alegría, con paz y con muchas ganas de ser mensajeros de esperanza, para otros hermanos que padecen lo que nosotros padecimos.
Por eso les decimos, especialmente a los jóvenes que sufren la adicción a las drogas, pero también a sus padres, que en la Fazenda ciertamente encontraran una luz en el camino y un nuevo sentido a la vida.
La Fazenda de la Esperanza es una respuesta al flagelo de las drogas. No tengan miedo de apoyar esta obra si por gracia de Dios se abre en Concepción.
Los saludamos cordialmente y rogamos que Dios los bendiga y guarde.
BREVE DESCRIPCIÓN DEL MÉTODO
En estos años hemos visto que la droga no es el problema principal, sino el hombre que vive un vacío existencial, debido a la ausencia de valores, la falta de confianza en sí mismo, en los demás y en la misma vida. Es por eso que la “Fazenda de Esperanza”, con su modo de recuperación, propone a los internos, el conocimiento de un "hombre nuevo" que pueda superar el egoísmo y enfrentar los desafíos del día a día, no fiados en los métodos usados en una clínica terapéutica, sino a través de un estilo de vida capaz de llevar al joven al conocimiento de sí mismo y de sus propias limitaciones, para descubrir los valores que permiten su realización como persona.
Este estilo de vida en nuestra comunidad, se basa en un trípode:
1.- TRABAJO: Como fuente de auto-sustento e instrumento de terapia ocupacional.
2.-CONVIVENCIA: Similar a la propia familia. Como instrumento de cambio de mentalidad, guiados siempre por el ejemplo y la enseñanza de Jesús, que nos dejó su mandamiento de "amarnos los unos o los otros como Él nos amó".
3.-ESPIRITUALIDAD: Poner en práctica la Palabra de Dios y compartir las propias experiencias, que llamamos: “Comunión de almas”.
El programa de recuperación es de 12 meses. No es fácil que un joven pueda cambiar en poco tiempo. Necesita de un proceso, que le permita conocerse a sí mismo, aceptar sus limitaciones y asumir el proyecto del “hombre nuevo”. Durante este periodo, pasa por varias etapas que lo forman para esa vida nueva.
A partir del tercer mes, los internos pueden recibir visitas mensuales de sus padres y responsables, dando así la oportunidad de crear una nueva relación entre ellos. No antes, porque también la familia necesita un tiempo para disponerse a esa nueva relación.
Será muy importante para la marcha de la Fazenda, la presencia y compromiso del voluntariado. No podemos pasar de largo ante el hermano caído. Como en la Parábola del Buen Samaritano. Los caídos en las adicciones son hermanos enfermos, que necesitan de nuestra ayuda.
Domicio Queirroz, Lucas Egea, Ignacio Echavarría, Rafael Bicaratto
Marcelo Rodríguez y Mons. Aurelio J. Kuhn OFM.