El sábado 4 de agosto, llegué hasta el Núcleo 41 acompañada por el P. Pascual Opimi, la Hna. Victoria, la Hna. Socorro y dos jóvenes del Núcleo 14 quienes habían participado de los talleres bíblicos en San Ramón. Estaba programado un taller con jóvenes de Confirmación, pero abierto a las personas que quisieran asistir. Realmente las distancias son grandes y la dificultad mucha para que grupos numerosos participen en actividades lejos de la parroquia, pero es parte de nuestra realidad.
Cuando entré en la sala me quedé impresionada. Allí esperaba el P. Luis. Todo bien preparado. En el suelo sobre un paño rojo, se plasmaban algunas imágenes de la realidad, tomadas de periódicos y revistas, junto con algunas escenas de la vida de Jesús, de las que edita CADECA; una biblia abierta, un crucifijo, una vela encendida y muchos, pero muchos jóvenes formando comunidad. Eran las nueve en punto de la mañana. Encontrarse con una realidad así, alegra el corazón.
Había mucho que hacer. Se debía reproducir los temas que se han trabajando, en los tres talleres realizados en San Ramón. Así que en seguida se produjo el “manos a la obra”. Iniciamos con una oración, siguiendo la metodología de la lectura orante de la biblia. El texto era el correspondiente al evangelio del domingo XVIII del Tiempo Ordinario. Cuando la gente sintió la ausencia de Jesús y de la comunidad, no dudó en embarcarse para ir en su busca.
Y curiosamente, en este grupo de unos cuarenta jóvenes, no había ninguno del Núcleo 41, todos habían llegado de otras comunidades. ¿Cuál era la motivación? Tal vez, como narra el Evangelio, deseaban encontrarse con Jesús, aunque sin saber cómo ocuparse en los trabajos que Dios quiere.
Sin duda el intento de querer conocer mejor la Biblia, fue una oportunidad para experimentar que la Palabra es verdadero pan de vida. Acercarse a ella es acercase a Jesús que sacia el hambre y la sed de quienes lo reciben con fe.
Después de la oración, a través de diversos power point, se fueron desarrollando los temas relativos a la introducción del Antiguo Testamento. En grupos se estudió las distintas etapas de la Historia del Pueblo de Dios. Y después de la olla en común, compartimos lo que habían trabajado.
Eran las cuatro de la tarde y el micro “bocineaba”… Santa María del camino; “ven con nosotros a caminar”, partimos acompañados por el canto del Ave María. Pero habrá que seguir porque la Palabra es inagotable y sólo hemos iniciado el camino.
Blanca Sanz, stj