“La puerta de la fe, que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida” (Benedicto XVI).
El mes de Septiembre, llamado también “Mes de la Biblia”, lleva como lema: “Testigos impulsados por el Espíritu Santo hasta los confines de la tierra”.
Estos testigos acogen la Palabra de Vida y la anuncian con todo su ser, llenando todo los ambientes sociales de la presencia de Cristo; familia, política, cultura, economía, trabajo…, transformándose en fermento de evangelización en medio de su sociedad, como levadura en la masa (cfr. Lc 13, 20-21). Tenemos el ejemplo de fe: de la Virgen María, de los Apóstoles, de los mártires de ayer y de hoy, de hombres y mujeres de toda edad, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida (cfr. Ap 7,9), en la historia de nuestros pueblos latinoamericanos y de nuestras familias.
En el pasado mes, participé del cuarto encuentro bíblico, en San Ramón (del 25 al 26.08). La mayoría de los que asistieron fueron catequistas y jóvenes de los grupos parroquiales. Encomiendo a los sacerdotes y a la Vida Consagrada del Vicariato, a cuidar estas semillas en sus parroquias. Si así lo hacen, ellos serán los testigos impulsados por el Espíritu Santo, para llevar la buena noticia a los pobres de nuestras parroquias.
El siguiente encuentro de formación bíblica está previsto para el mes de Octubre (del 5 al 7). El año 2013, Dios mediante, el equipo animador de Biblia se acercará más a las Zonas y a las parroquias, partiendo de este grupo bíblico.
Escucho un eco en mis oídos, producido por las palabras de una persona que trabaja en la Fazenda Esperanza – lugar del encuentro con la Vida Nueva del Señor, para las personas tóxico dependientes (droga, alcohol, u otros) diciendo: “La Palabra de Dios acogida con fe, es el mejor remedio que cura todos los males del mundo”.
Agradecido por la acogida a la Palabra de Cristo, misionero del Padre con el poder del Espíritu. Les bendigo y acompaño con mis oraciones.
Fraternalmente:
+Antonio Bonifacio Reimann, OFM