HACIA EL SEGUNDO ANIVERSARIO DE LA MISIÓN PERMANENTE…

¡NO TEMAN! ¡ABRAN, MÁS TODAVÍA, ABRAN DE PAR EN PAR LAS PUERTAS A CRISTO!...QUIEN DEJA ENTRAR A CRISTO NO PIERDA NADA, NADA-ABSOLUTAMENTE NADA-DE LO QUE HACE LA VIDA LIBRE, BELLA Y GRANDE.- JUAN PABLO II.

El 22 de Octubre en San Ramón celebraremos

EL SEGUNDO ANIVERSARIO DE LA MISIÓN PERMANENTE.

Vale la pena recordarnos algunos mensajes de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe – Aparecida:

“La primera invitación que Jesús hace a toda persona que ha vivido el encuentro con Él, es la de ser su discípulo, para poner sus pasos en sus huellas y formar su comunidad. ¡Nuestra mayor alegría es ser discípulos suyos!

Discípulo es el que habiendo respondido a este llamado, lo sigue paso a paso por los caminos del Evangelio. Identificados con el maestro, nuestra vida se mueve al impulso del amor y en el servicio a los demás.

El llamado a ser discípulos-misioneros nos exige una decisión clara por Jesús y su Evangelio, coherencia entre la fe y la vida, encarnación de los valores del Reino, inserción en la comunidad.

En nuestro servicio pastoral, invitamos a dedicarle más tiempo a cada persona, escucharla, estar a su lado en sus acontecimientos importantes y ayudar a buscar con ella las respuestas a sus necesidades.

Jesús invita a todos a participar de su misión. Ser misionero es ser anunciador de Jesucristo con creatividad y audacia en todos los lugares…

Seamos misioneros del Evangelio no sólo con la palabra sino sobre todo con nuestra propia vida…

Conocer a Jesucristo por la fe es nuestro gozo, seguirlo es una gracia, y transmitir este tesoro a los demás es un encargo que el Señor, al llamarnos y elegirnos, nos ha confiado”.

Unidos a todo el pueblo orante, confiamos a María, Madre de Dios y Madre nuestra, primera discípula y misionera al servicio de la vida, del amor y de la paz, nuestro segundo aniversario de la misión permanente para que nuestra Iglesia del Vicariato Ap. Ñuflo de Chávez tenga siempre un rostro lleno de alegría, de ímpetu y audacia evangelizadora.

P. Bernardo Falkus OFM