FIESTA DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES, PATRONA DE LAS OBRERAS DE LA CRUZ

Como algunos conocen, el pasado 14 y 15 de Septiembre, las Obreras de la Cruz estuvimos de fiesta: La Exaltación de la Santa Cruz y nuestra patrona, la Virgen de los Dolores.

Siete días antes, había comenzado el Septenario a la Virgen, en el que cada día contemplamos una de las escenas que el Evangelio o la tradición nos brindan: Desde la profecía de Simeón o la matanza de los inocentes, hasta la crucifixión y la gran soledad de la Madre ya con su Hijo muerto…

En nuestra casa (San Javier) el Septenario es muy concurrido. Aún sin recordarlo, hay muchas personas que ya desde hace años, no faltan a la cita. Fue hermoso, aquellos días, escuchar los cantos de nuestro fundador en las voces de mujeres, niños y adolescentes. En San Ramón, nos contaron nuestras hermanas que las jóvenes de CEITHA Mamenko (Ellas andan) las acompañaron cada día del Septenario.

Para la fiesta, acostumbramos a juntarnos en uno de los lugares donde vivimos, siempre que el trabajo nos lo permita, al menos celebramos la Eucaristía juntas. Este año la celebración tocaba en San Ramón. Fue una celebración familiar y sencilla, por ser jueves y porque ya habíamos celebrado en el Vicariato los 50 años de presencia y misión. La Eucaristía fue en Mamenko, estuvimos acompañadas por las jóvenes de este centro educativo, que se habían esmerado en los preparativos, gracias a todas, a las Obreras de San Ramón, al profesorado y de un modo especial, a Irene.

Nuestro agradecimiento también al P.René, párroco de San Ramón y Vicario Zonal, por presidir la Eucaristía; a los sacerdotes más cercanos que pudieron acompañarnos: al P. Casimiro por su homilía, P. Pablo, P. Silvio, que nos dirigió también unas hermosas palabras y P. Carlos. La verdad es que, este año, estuvo representada, aunque de modo reducido, casi toda la riqueza de vocaciones dentro de la Iglesia: sacerdotes diocesanos y un franciscano, diácono (Roberto Ayala), seminaristas (Adalid y Samuel), laicos comprometidos de San Ramón, religiosas de San Ramón (Hnas. Misioneras de Cristo Sacerdote) y un Instituto Secular con las dos modalidades de miembros: Obreras de la Cruz y Cooperadores. Gracias a todos por acompañarnos y gracias, Señor por la riqueza y pluralidad de nuestra Iglesia. Sigamos orando para que los jóvenes que el Señor está llamando a esta pluralidad de vocaciones escuchen, encuentren personas en nuestras parroquias que les ayuden a discernir y respondan.

Después compartimos refresco y salteñas, muy buenas, hechas por las jóvenes de Mamenko

En la homilía, el P. Casimiro nos dijo que quería ser ese día “padre” y no “tío”. Porque el tío llega el día especial, trae algún regalito dice puras palabras bonitas y se va. El padre, aunque diga palabras de ánimo, también dice las palabras exigentes, porque está siempre y conoce a los hijos. De los tres puntos de su breve pero clara homilía, después de 15 días, recuerdo dos:

Una llamada a cuidar la relación con el Señor, citando palabras de Juan Pablo II. Ya podemos hacer muchas cosas y muy buenas, desde el ámbito pastoral y social… que si no están alimentadas por esa relación con Dios, serán vacías e infecundas.

Citó a Henry Nowen que cuenta cómo en su formación, le enseñaron a encabezar cada página del cuaderno con las iniciales A.M.G.D. (en latín: para mayor gloria de Dios) Nos animó a tenerlo presente cada día. Gracias, padre, por llamarnos a hacer vida lo que rezamos en las preces diarias y lo que dice nuestra fórmula de consagración: “Por la Gloria de Dios, el bien de las personas y mi propia santificación…”

Lucía Bover (Obrera de la Cruz