En este 
contexto de mínimo esfuerzo, podemos preguntarnos ¿Qué tiempo dedicamos a la buena lectura? Creemos que es conveniente replantear nuestros hábitos de lectura, considerando que este mes ha sido dedicado a la Biblia, como signo de gratuidad a la accesibilidad del mundo de habla hispana a este Santo Libro. (26 de septiembre de 1569).
Han pasado muchas generaciones desde entonces, y el hombre, ser que sueña, busca el vivir bien, y es en esta búsqueda, que se deja seducir por los fenómenos alienantes. Queremos jóvenes protagonistas de nuestra historia social, pero la lectura no ha sido formadora determinante en nuestra infancia o primera adolescencia. Hoy por hoy no existe el respeto por la palabra.
Al reconocer este escenario no debemos perder las esperanzas, al contrario, recordemos que los tiempos difíciles marcan historias y cambios que perduran. En pocas palabras hoy es el tiempo de Dios, tiempo de la Palabra hecha carne. Recordemos la exhortación de Juan; “En el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios… vino a los suyos y los suyos no lo reconocieron” (Jn 1, 11-12),
Con este sentir, la parroquia “Santa Clara” hizo la réplica del taller bíblico vivido en San Ramón. Con la motivación principal de contribuir a la formación laical, y que el mensaje bíblico llegue a muchas personas, la realidad bíblica y el evangelio se demuestren en las vidas de los creyentes.
El consejo de la parroquia en coordinación con las Hnas. Teresianas y el párroco P. Gaspar, congregaron a los fieles del Fortín Libertad. Para hacer una jornada bíblica (todo el domingo 16 de septiembre) de; teatro, diálogo compartido, preguntas, y compromiso, porque comprendemos que la Palabra de Dios es vida en acción. Un grupo de veinte personas asumieron formar un círculo bíblico, para empaparse de la Palabra y reproducirla en sus distintos grupos.
En esta jornada comprendimos que es un desafío, hasta una necesidad, promover la lectura bíblica (leccio divina), porque existen fenómenos sociales que nos atrapan, cerrando los oídos a la Palabra de vida.
Somos conscientes de nuestro privilegio; “no hay prioridad más grande que esta: abrir de nuevo al hombre de hoy el acceso a Dios, Dios que habla y nos comunica su amor para que tengamos vida en abundancia” (Benedicto XVI).
La jornada termino con una celebración de la Palabra, llenas de signos, donde se asumió que la Biblia nos ofrece pautas éticas para nuestro tiempo, y nos invita a una coherencia de vida. Es por ello que no debemos perder la majestuosa extensión de su mensaje y la siempre actualidad del mismo, aunque la sociedad cambie, las exigencias evangélicas nos invitan amar, soñar y luchar.
Convencidos del valioso tesoro bíblico, invitamos a tomar este Libro Santo, con la inquietud de leerlo y compartirlo con nuestro prójimo.
Voluntario: Henry Macias Nuñez