He tenido la suerte de participar en un retiro de ocho días de ejercicios espirituales ignacianos en la ciudad de Cochabamba, en la casa de
retiro “El Paso” de los Jesuitas. Lo más importante de estos días de oración, reflexión y meditación es que ha sido realmente un tiempo de gracia, porque he podido encontrarme con el Señor. He puesto todo de mi ser para poder realizar muy bien cada ejercicio. Me he quedado con las palabras de Oseas: “lo llevaré al desierto y le hablaré al corazón” (2,16). Estas palabras han resonado en mi persona a lo largo de todo el retiro espiritual. También he podido experimentar el gran amor que Dios tiene a la humanidad.
retiro “El Paso” de los Jesuitas. Lo más importante de estos días de oración, reflexión y meditación es que ha sido realmente un tiempo de gracia, porque he podido encontrarme con el Señor. He puesto todo de mi ser para poder realizar muy bien cada ejercicio. Me he quedado con las palabras de Oseas: “lo llevaré al desierto y le hablaré al corazón” (2,16). Estas palabras han resonado en mi persona a lo largo de todo el retiro espiritual. También he podido experimentar el gran amor que Dios tiene a la humanidad.
La dirección estuvo a cargo del P. Sabino Colque, en esos días meditamos los siguientes puntos: el principio y fundamento, el discernimiento, la elección y finalmente la contemplación.
Doy gracia a Dios por la vida y el llamado que Él me hace cada día, al Mons. Antonio que confió en mí y me ha facilitado esta gran experiencia, al párroco de la parroquia San Antonio de Lomerío (P. Ruperto Rodríguez) y todas las personas que rezan por mí. Vuelvo con muchas ganas a seguir sirviendo al Señor y poder ayudar mejor a las personas, en el resto de mi año pastoral en San Antonio de Lomerío.
Freddy Vaca