Queridas hermanas y hermanos,
Un fraternal saludo a todas y todos en sus misiones.
Quiero dar gracias al Señor por la realización de nuestra Junta Ampliada, del 22 al 23 de marzo pasado en la casa de la CBR en la ciudad de Cochabamba, con la temática de “la refundación de los religiosos: una experiencia del Espíritu“.
Creo que fue un encuentro fraterno y sincero con las Presidentas y Presidentes regionales. Un sincero agradecimiento al P. Pedro Lasheras que nos presentó el tema y nos animó en la reflexión sobre la misma.
Quiero animar a todas las regionales a fortalecer su trabajo y constituir espacios de encuentro, discernimiento y animación intercongregacional.
Para la Junta Directiva, la labor de animación y acompañamiento de las regionales es muy importante. Debemos ir concretando la forma en que realizaremos esta misión, también reiterada en la Junta Ampliada.
Otro de los temas que surgieron con particular importancia es la necesidad de una mayor comunicación entre las regionales, y la Junta Directiva Nacional. También la debida información cuando se trata de cambios en los integrantes de las Juntas regionales, o cuando hay cambios de personas y de destinos. Toda la información posible es necesaria para la mejor marcha de la CBR.
Quiero dejar establecido que si alguna regional, se ve imposibilitada de participar en la Junta Ampliada, por razones de orden económico, que no dude en comunicar a la Junta Directiva Nacional esta dificultad, para que veamos la forma de que esto no sea un obstáculo para su participación.
También quiero dar gracias a Dios por la realización de nuestra XXIX Asamblea General de la CBR, el 24 y 25 de marzo pasado en el mismo lugar. Realmente sentí que fue un encuentro fecundo, transparente y sincero. Quiero agradecer la presencia, siempre cercana y fraterna de Mons. Tito Solari, Mons. Braulio Sáez, Mons. Giambattista Diquattro, así como la presencia de Mons. Revollo en la eucaristía inicial. Tocamos varios temas de mucha importancia para la vida religiosa en nuestro querido País. Agradezco de corazón a todos los que nos asesoraron en esta tarea, sobre todo iluminando los temas que debíamos tratar. También agradezco de corazón a Rosángela, Jenny y María, que siempre estuvieron haciendo que el encuentro se desarrolle sin ningún contratiempo.
El plan operativo de la CBR para este año, contempla tres pilares fundamentales: la formación, inicial y permanente; la intercongregacionalidad y comunión eclesial; y la sostenibilidad financiera.
Creo que no es necesario destacar la importancia de estos ejes temáticos que vamos a desarrollar a lo largo de esta gestión.
Finalmente, quiero comentarles que me encuentro en Puerto Príncipe – Haití, participando en la XLI Junta Directiva de la Conferencia Latinoamericana de Religiosas y Religiosos. Les confieso que la realidad de Haití es sumamente impresionante y cuestionante. Uno descubre que todo lo que pueda imaginar, es poco cuando uno ve esta realidad con los propios ojos. En muchos momentos, las lágrimas de impotencia, de admiración ante un pueblo tan valeroso, son las únicas respuestas ante una realidad que nos desborda y sobrepasa en todo. Haiti es un lugar, hoy, donde el Evangelio se vive en su plenitud. Allí donde se cumple el lema de la CLAR: “estar donde la vida clama“.
Que Dios los bendiga abundantemente.
Unidos en el servicio a la misión de Cristo y de los más pobres y diferentes.
Un fraternal saludo a todas y todos en sus misiones.
Quiero dar gracias al Señor por la realización de nuestra Junta Ampliada, del 22 al 23 de marzo pasado en la casa de la CBR en la ciudad de Cochabamba, con la temática de “la refundación de los religiosos: una experiencia del Espíritu“.
Creo que fue un encuentro fraterno y sincero con las Presidentas y Presidentes regionales. Un sincero agradecimiento al P. Pedro Lasheras que nos presentó el tema y nos animó en la reflexión sobre la misma.
Quiero animar a todas las regionales a fortalecer su trabajo y constituir espacios de encuentro, discernimiento y animación intercongregacional.
Para la Junta Directiva, la labor de animación y acompañamiento de las regionales es muy importante. Debemos ir concretando la forma en que realizaremos esta misión, también reiterada en la Junta Ampliada.
Otro de los temas que surgieron con particular importancia es la necesidad de una mayor comunicación entre las regionales, y la Junta Directiva Nacional. También la debida información cuando se trata de cambios en los integrantes de las Juntas regionales, o cuando hay cambios de personas y de destinos. Toda la información posible es necesaria para la mejor marcha de la CBR.
Quiero dejar establecido que si alguna regional, se ve imposibilitada de participar en la Junta Ampliada, por razones de orden económico, que no dude en comunicar a la Junta Directiva Nacional esta dificultad, para que veamos la forma de que esto no sea un obstáculo para su participación.
También quiero dar gracias a Dios por la realización de nuestra XXIX Asamblea General de la CBR, el 24 y 25 de marzo pasado en el mismo lugar. Realmente sentí que fue un encuentro fecundo, transparente y sincero. Quiero agradecer la presencia, siempre cercana y fraterna de Mons. Tito Solari, Mons. Braulio Sáez, Mons. Giambattista Diquattro, así como la presencia de Mons. Revollo en la eucaristía inicial. Tocamos varios temas de mucha importancia para la vida religiosa en nuestro querido País. Agradezco de corazón a todos los que nos asesoraron en esta tarea, sobre todo iluminando los temas que debíamos tratar. También agradezco de corazón a Rosángela, Jenny y María, que siempre estuvieron haciendo que el encuentro se desarrolle sin ningún contratiempo.
El plan operativo de la CBR para este año, contempla tres pilares fundamentales: la formación, inicial y permanente; la intercongregacionalidad y comunión eclesial; y la sostenibilidad financiera.
Creo que no es necesario destacar la importancia de estos ejes temáticos que vamos a desarrollar a lo largo de esta gestión.
Finalmente, quiero comentarles que me encuentro en Puerto Príncipe – Haití, participando en la XLI Junta Directiva de la Conferencia Latinoamericana de Religiosas y Religiosos. Les confieso que la realidad de Haití es sumamente impresionante y cuestionante. Uno descubre que todo lo que pueda imaginar, es poco cuando uno ve esta realidad con los propios ojos. En muchos momentos, las lágrimas de impotencia, de admiración ante un pueblo tan valeroso, son las únicas respuestas ante una realidad que nos desborda y sobrepasa en todo. Haiti es un lugar, hoy, donde el Evangelio se vive en su plenitud. Allí donde se cumple el lema de la CLAR: “estar donde la vida clama“.
Que Dios los bendiga abundantemente.
Unidos en el servicio a la misión de Cristo y de los más pobres y diferentes.