Los Obispos de Bolivia, reunidos del 5 al 10 de mayo en la XCI Asamblea Plenaria, saludamos a todo el Pueblo de Dios en el espíritu pascual de Cristo Resucitado.
El propósito de nuestro mensaje es para hacerles partícipes de nuestras inquietudes pastorales, que hemos estudiado y reflexionado, a la luz de los criterios del Evangelio, en estos días de comunión y oración fraternal.
Que en este tiempo pascual, la resurrección de Jesús fortalezca y avive nuestra esperanza, para disipar todo signo de muerte y comprometernos con mayor entusiasmo en el anuncio del Reino de Dios.
En la reciente carta pastoral señalamos con claridad el camino para hacer efectiva la alegría pascual. Exhortamos a todos los fieles y personas de buena voluntad a profundizar sus contenidos y orientaciones, que nos ayudan y motivan a seguir trabajando por una Iglesia dinámica y misionera y por una patria más igualitaria, próspera y justa. Pedimos a todos los agentes de pastoral, sacerdotes, religiosos y laicos promuevan la difusión de la Carta Pastoral a todos los niveles eclesiales y civiles, para que se convierta en un instrumento de comprensión y transformación de nuestra realidad boliviana desde la fe.
Un gran estímulo y signo de esperanza es la beatificación de Juan Pablo II, quien en su visita a Bolivia en mayo de 1988, nos dejó imborrables recuerdos de su ardor misionero, su pasión por el Evangelio y su íntimo amor a Cristo y María su Madre. Este acontecimiento eclesial nos llena de alegría y nos anima a todos a seguir con mayor entusiasmo el camino de la santidad y el compromiso misionero, con un accionar cotidiano acorde a nuestra fe y a los dones, carismas y ministerios con que el Espíritu Santo nos ha enriquecido.
Con el relanzamiento de la Misión Permanente queremos llamar a todos los bautizados a ponerse en estado de misión, para que no limiten su acción evangelizadora a algunas actividades puntuales. Que descubran progresivamente que se trata de un modo de ser esencial a la identidad cristiana. Debemos despertar y activar nuestra vocación misionera.
Queremos hacer un llamado especial a la juventud, para que con sus energías y entusiasmo se pongan al servicio de Cristo y su Reino. Los convocamos a preparar con la oración y la reflexión la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en
Madrid, que se realizará en el mes de agosto con el lema “Enraizados y edificados en Cristo, firmes en la fe”. Que este magno acontecimiento los motive a profundizar su encuentro personal con el Señor y decidan vivir con valentía su condición de jóvenes discípulos misioneros.
UNA MIRADA A NUESTRA REALIDAD SOCIAL
Desde nuestro análisis de la realidad eclesial y social efectuado en la Carta Pastoral y en la presente Asamblea, nos sentimos obligados a manifestarles nuestras preocupaciones y nuestros anhelos, que expresamos a continuación.
Nos preocupa la persistencia de las migraciones, que siguen afectando a las familias bolivianas, especialmente en las zonas rurales y marginales; aunque aportan beneficios económicos a una parte de la población, sin embargo en muchos casos provocan la desintegración familiar y la pérdida de identidad cultural y social. “Es urgente dar respuesta en capacitación y oportunidades a los jóvenes precautelando nuestros recursos humanos, base fundamental para el desarrollo integral. El generar empleo es la única manera de reducir la migración de este potencial humano para que aporte al desarrollo de nuestro país” (CP 141).
La elección de los jueces del Tribunal Supremo de Justicia es una oportunidad para el ejercicio de la democracia. Este proceso exige que los ciudadanos tengan un conocimiento suficiente de los candidatos y su idoneidad y honestidad, para poder optar con libertad y conciencia, en el marco de reglas justas y transparentes. De esta manera se evitarían desconfianzas y riesgos de conflictos. Es importante que el Poder Judicial tenga una aceptación mayoritaria del pueblo boliviano y sea realmente independiente para ejercer la justicia con ecuanimidad y procurar la paz en nuestro país. Como lo afirmamos en nuestra Carta Pastoral: ‘Las Constituciones de los Estados modernos, al definir las relaciones que deben existir entre los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, garantizan a este último la independencia necesaria en el ámbito de la ley” (CP 84).
El tema educativo sigue siendo prioritario en nuestro País, si queremos salir de la situación de pobreza y marginación. Por eso reafirmamos nuestra postura expresada en la Carta Pastoral: “La educación es responsabilidad de todos, no sólo del Estado, especialmente de las familias y de la sociedad civil. Es propio de Estados no democráticos usurpar a la sociedad el derecho a participar en la tarea educativa” (CP 107). Por lo tanto alentamos a reconocer el derecho de un servicio educativo cualificado, libre y diversificado, en beneficio del desarrollo integral de la persona. En el marco de esta visión, pedimos el cumplimiento del compromiso asumido y ratificado en varias oportunidades por el Gobierno de firmar el convenio con la Conferencia Episcopal Boliviana.
Valoramos los esfuerzos y medios empleados por las autoridades para concientizar a la población acerca del problema ecológico. No obstante, en nuestra vida diaria sufrimos las consecuencias de la contaminación ambiental, causada, entre otros factores, por la deforestación, el uso irresponsable de los recursos naturales en la industria y minería, el smog de los vehículos, la acumulación de basura en las ciudades; males éstos que arrastramos desde muchos años. “No ignoramos lo difícil que es articular, conceptual y prácticamente, un justo equilibrio entre el interés por contar con mayores recursos y la necesidad de conservar nuestro hábitat, sin embargo hace falta una mirada previsora para salvaguardar el medio ambiente para las presentes y futuras generaciones” (CP 71).
Hay un sentimiento generalizado de inseguridad en la ciudadanía por el crecimiento desmesurado de la violencia contra las personas, que llega al extremo de quitar la vida. Se ha perdido el sentido sagrado de la vida, debido a una mentalidad relativista, sin valores humanos y cristianos, ni principios éticos y morales. Esta cultura de muerte está penetrando en nuestra sociedad, con múltiples manifestaciones, e incluso va tomando carácter legal, como se constata en la “Ley departamental de Juventud”, del departamento de Santa Cruz, contradiciendo las raíces cristianas de este pueblo marcadas por el signo de la Redención. Con el pretexto de salvaguardar la salud integral de la juventud, se promueven programas de “salud sexual reproductiva”. Este concepto permite la utilización indiscriminada de todos los medios anticonceptivos y, lo que es más grave, abre la puerta al aborto (Cf. Art. 14, d).
Otro tema que hemos reflexionado es el valor del matrimonio religioso, que es de institución divino-natural y que Cristo nuestro Salvador ratificó como sagrado. Nos dirigimos a los hermanos católicos, en especial a los que viven en concubinato para que regularicen su situación familiar, como invita San Pablo: “Quien se casa, que se case en el Señor”(Cfr. 1Cor 7,39). Por tanto, aunque es importante ante el Estado y la sociedad el matrimonio civil, el único matrimonio lícito y válido para los bautizados se realiza con el vínculo sacramental con la debida preparación.
La Virgen María, invocada y venerada con tanto amor en todos los rincones de nuestra Patria, en este mes de mayo, nos ayude a anunciar a su Hijo Jesús, nuestro Maestro y Salvador.
Cochabamba, mayo de 2011
Los Obispos de Bolivia
El propósito de nuestro mensaje es para hacerles partícipes de nuestras inquietudes pastorales, que hemos estudiado y reflexionado, a la luz de los criterios del Evangelio, en estos días de comunión y oración fraternal.
Que en este tiempo pascual, la resurrección de Jesús fortalezca y avive nuestra esperanza, para disipar todo signo de muerte y comprometernos con mayor entusiasmo en el anuncio del Reino de Dios.
En la reciente carta pastoral señalamos con claridad el camino para hacer efectiva la alegría pascual. Exhortamos a todos los fieles y personas de buena voluntad a profundizar sus contenidos y orientaciones, que nos ayudan y motivan a seguir trabajando por una Iglesia dinámica y misionera y por una patria más igualitaria, próspera y justa. Pedimos a todos los agentes de pastoral, sacerdotes, religiosos y laicos promuevan la difusión de la Carta Pastoral a todos los niveles eclesiales y civiles, para que se convierta en un instrumento de comprensión y transformación de nuestra realidad boliviana desde la fe.
Un gran estímulo y signo de esperanza es la beatificación de Juan Pablo II, quien en su visita a Bolivia en mayo de 1988, nos dejó imborrables recuerdos de su ardor misionero, su pasión por el Evangelio y su íntimo amor a Cristo y María su Madre. Este acontecimiento eclesial nos llena de alegría y nos anima a todos a seguir con mayor entusiasmo el camino de la santidad y el compromiso misionero, con un accionar cotidiano acorde a nuestra fe y a los dones, carismas y ministerios con que el Espíritu Santo nos ha enriquecido.
Con el relanzamiento de la Misión Permanente queremos llamar a todos los bautizados a ponerse en estado de misión, para que no limiten su acción evangelizadora a algunas actividades puntuales. Que descubran progresivamente que se trata de un modo de ser esencial a la identidad cristiana. Debemos despertar y activar nuestra vocación misionera.
Queremos hacer un llamado especial a la juventud, para que con sus energías y entusiasmo se pongan al servicio de Cristo y su Reino. Los convocamos a preparar con la oración y la reflexión la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en
Madrid, que se realizará en el mes de agosto con el lema “Enraizados y edificados en Cristo, firmes en la fe”. Que este magno acontecimiento los motive a profundizar su encuentro personal con el Señor y decidan vivir con valentía su condición de jóvenes discípulos misioneros.
UNA MIRADA A NUESTRA REALIDAD SOCIAL
Desde nuestro análisis de la realidad eclesial y social efectuado en la Carta Pastoral y en la presente Asamblea, nos sentimos obligados a manifestarles nuestras preocupaciones y nuestros anhelos, que expresamos a continuación.
Nos preocupa la persistencia de las migraciones, que siguen afectando a las familias bolivianas, especialmente en las zonas rurales y marginales; aunque aportan beneficios económicos a una parte de la población, sin embargo en muchos casos provocan la desintegración familiar y la pérdida de identidad cultural y social. “Es urgente dar respuesta en capacitación y oportunidades a los jóvenes precautelando nuestros recursos humanos, base fundamental para el desarrollo integral. El generar empleo es la única manera de reducir la migración de este potencial humano para que aporte al desarrollo de nuestro país” (CP 141).
La elección de los jueces del Tribunal Supremo de Justicia es una oportunidad para el ejercicio de la democracia. Este proceso exige que los ciudadanos tengan un conocimiento suficiente de los candidatos y su idoneidad y honestidad, para poder optar con libertad y conciencia, en el marco de reglas justas y transparentes. De esta manera se evitarían desconfianzas y riesgos de conflictos. Es importante que el Poder Judicial tenga una aceptación mayoritaria del pueblo boliviano y sea realmente independiente para ejercer la justicia con ecuanimidad y procurar la paz en nuestro país. Como lo afirmamos en nuestra Carta Pastoral: ‘Las Constituciones de los Estados modernos, al definir las relaciones que deben existir entre los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, garantizan a este último la independencia necesaria en el ámbito de la ley” (CP 84).
El tema educativo sigue siendo prioritario en nuestro País, si queremos salir de la situación de pobreza y marginación. Por eso reafirmamos nuestra postura expresada en la Carta Pastoral: “La educación es responsabilidad de todos, no sólo del Estado, especialmente de las familias y de la sociedad civil. Es propio de Estados no democráticos usurpar a la sociedad el derecho a participar en la tarea educativa” (CP 107). Por lo tanto alentamos a reconocer el derecho de un servicio educativo cualificado, libre y diversificado, en beneficio del desarrollo integral de la persona. En el marco de esta visión, pedimos el cumplimiento del compromiso asumido y ratificado en varias oportunidades por el Gobierno de firmar el convenio con la Conferencia Episcopal Boliviana.
Valoramos los esfuerzos y medios empleados por las autoridades para concientizar a la población acerca del problema ecológico. No obstante, en nuestra vida diaria sufrimos las consecuencias de la contaminación ambiental, causada, entre otros factores, por la deforestación, el uso irresponsable de los recursos naturales en la industria y minería, el smog de los vehículos, la acumulación de basura en las ciudades; males éstos que arrastramos desde muchos años. “No ignoramos lo difícil que es articular, conceptual y prácticamente, un justo equilibrio entre el interés por contar con mayores recursos y la necesidad de conservar nuestro hábitat, sin embargo hace falta una mirada previsora para salvaguardar el medio ambiente para las presentes y futuras generaciones” (CP 71).
Hay un sentimiento generalizado de inseguridad en la ciudadanía por el crecimiento desmesurado de la violencia contra las personas, que llega al extremo de quitar la vida. Se ha perdido el sentido sagrado de la vida, debido a una mentalidad relativista, sin valores humanos y cristianos, ni principios éticos y morales. Esta cultura de muerte está penetrando en nuestra sociedad, con múltiples manifestaciones, e incluso va tomando carácter legal, como se constata en la “Ley departamental de Juventud”, del departamento de Santa Cruz, contradiciendo las raíces cristianas de este pueblo marcadas por el signo de la Redención. Con el pretexto de salvaguardar la salud integral de la juventud, se promueven programas de “salud sexual reproductiva”. Este concepto permite la utilización indiscriminada de todos los medios anticonceptivos y, lo que es más grave, abre la puerta al aborto (Cf. Art. 14, d).
Otro tema que hemos reflexionado es el valor del matrimonio religioso, que es de institución divino-natural y que Cristo nuestro Salvador ratificó como sagrado. Nos dirigimos a los hermanos católicos, en especial a los que viven en concubinato para que regularicen su situación familiar, como invita San Pablo: “Quien se casa, que se case en el Señor”(Cfr. 1Cor 7,39). Por tanto, aunque es importante ante el Estado y la sociedad el matrimonio civil, el único matrimonio lícito y válido para los bautizados se realiza con el vínculo sacramental con la debida preparación.
La Virgen María, invocada y venerada con tanto amor en todos los rincones de nuestra Patria, en este mes de mayo, nos ayude a anunciar a su Hijo Jesús, nuestro Maestro y Salvador.
Cochabamba, mayo de 2011
Los Obispos de Bolivia