“Se sentaron a la mesa con Jesús toda clase de gente”(Mt. 9,10)
El 13 de Octubre del 2012 en la Capilla San Francisco Solano, en Santa Cruz, se realizó la celebración de mi consagración perpetua en manos de la Hna. Provincial Valeria Devoto, siendo celebrada por el Padre Reinaldo Brumberger, OFM y varios concelebrantes: P. Pablo Zurowski, párroco de San Julián; P. Pedro Wojtala, párroco de El Fortín; P. Eugenio Sáenz de Baranda y P. Leónides Castro, ambos Carmelitas y el diác. Samuel Jaén Caballero.
Que tenga la dicha de haber celebrado los votos perpetuos dentro de la Compañía Santa Teresa de Jesús, no es mérito propio, sino de Dios, quien me miró y me invitó a sentarme junto a Él, a su mesa, en compañía de mis hermanas y tantos hermanos que a lo largo de este tiempo de formación a la vida religiosa he y sigo compartiendo la vida junto.
“Con todo llevamos este tesoro en vasos de barro para que esta fuerza soberana parezca cosa de Dios y no nuestra” (2Cor. 4,7) así lo recuerda San Pablo y lectura escogida para la ocasión ha ido siendo un reconocer que Dios es quien llama y el Don de la vocación la llevamos en vasos de barro, lo cual hace que siga fiándome de su amor, ternura y fidelidad. Que si la vida la vivo desde Él y no desde mis propias fuerzas humanas es posible seguir ahondando mi entrega en confianza y fidelidad a Dios y a cada uno de mis hermanos y hermanas que Él va poniendo en el camino.
Nuestro padre fundador, Enrique de Ossó repetía estas palabras de su experiencia del fiat “¿Jesús lo quiere, Teresa de Jesús lo quiere? parece que Sí” ellas también han ido acompañándome en todo este proceso de formación e incluso de dudas, pero la experiencia de ir dejándome en manos de Dios ha sido quien me ha dado la respuesta para esta entrega radical al seguimiento de Jesús dentro de mi familia Teresiana al estilo que Jesús lo quiere.
Este día ha estado marcado de presencias muy significativas dentro de mi historia personal, vocacional y de formación. Desde la distancia muchas Hermanas de las distintas Provincias de la Compañía y han estado vinculadas a este acontecimiento especial. Mi gratitud a cada una de ellas por sus oraciones, muestras de cariños que no se han hecho de esperar. A Monseñor Antonio Bonifacio Reimann, Obispo del Vicariato Ñuflo de Chávez y a todas las hermanas y hermanos de la vida consagrada.
También por los que estuvieron muy de cerca este día, hermanas que vinieron de la Provincia San José, jóvenes y personas mayores del Fortín y San Julián, amigos y amigas del colegio San Antonio y P.R.E.E.F.A. y otros.
Agradezco a las personas de la capilla San Francisco Solano por su pronta colaboración desinteresada y cariños recibidos de parte de cada uno de ellos.
Gratitud a mi familia por haberme transmitido la fe a Dios y cada uno de los valores cristianos que han ayudado para esta elección y estilo de vida.
Mi agradecimiento a cada una de las hermanas de la Compañía Santa Teresa de Jesús con quienes viví momentos distintos de mi formación y que el Señor seguirá regalándome, por sus escuchas, palabras de confianza y aliento en momentos difíciles que ayudaron a confiar más en el Señor. De un modo especial a mis hermanas de Bolivia por asumir con gusto, generosidad y alegría este momento.
Quiero seguir respondiendo a esta llamada en fidelidad, sé que con ayuda de Dios y su Gracia todo es posible y confiando como dice nuestra madre Santa Teresa de Jesús en su letrilla “Nada te turbe, nada te espante, quien a Dios tiene nada le falta, solo Dios Basta”.
Hna. Beatriz Adriana de Jesús Castro Flores, STJ