Gracias por lo vivido y aprendido


Queridos hermanos:

             Y con esta palabra me dirijo igualmente a los sacerdotes de cada parroquia del Vicariato, como a las hermanas y hermanos de las diferentes congregaciones religiosas y a los laicos comprometidos que, codo con codo, trabajan en las diferentes áreas de nuestro Plan Pastoral.
             Sólo quiero dirigirles unas breves palabras de agradecimiento por todo lo que he vivido y aprendido con ustedes. Decirles que el próximo 1 de julio tengo el vuelo de regreso a España. El proceso de discernimiento nos hizo llegar a la conclusión de que ahora es tiempo de irme y dedicarme a otras cosas (una de ellas, la atención a mis padres y a muy ancianos). Son varios los motivos que nos ha llevado a tomar esta decisión, aunque tenga el corazón dividido... porque aquí también hay mucho que hacer y pocas manos... y la gente de este pueblo se hace querer con facilidad.
Sólo Dios sabe si, tal vez, regrese años más tarde. En San Javier hay un dicho que dice que, si probé el agua de paúro, regreso seguro... yo la probé,  así que si se cumple el dicho…

  Nos encontremos o no de nuevo, por estas tierras. Decirles que en mi oración siempre habrá un espacio para las necesidades y la misión del “Vicariato Apostólico Ñuflo de Chávez” y... permítanme, especialmente para San Javier... puesto que del roce hace el cariño.
Gracias también a los que se esfuerzan escribiendo o editando el Mensajero. Gracias a este vehículo de comunicación les seguiré desde allá y podré rezar por lo concreto de sus quehaceres.
De nuevo, gracias por todo lo compartido con ustedes. 
Con cariño.

Lucía Bover, Obrera de la Cruz