MENSAJE DE LOS OBISPOS DE BOLIVIA

"SOY YO, NO TENGAN MIEDO” (Jn 6,20)

Los Obispos de Bolivia, reunidos del 15 al 20 de abril en la LXXXIX Asamblea Plenaria, les saludamos con las palabras del Señor: “Soy yo, no tengan miedo”.

La presencia de Jesús Resucitado, que hemos celebrado en esta Pascua, nos llena de paz y esperanza. Nos alegra la participación del pueblo en las celebraciones de Semana Santa, demostrando su profunda fe y religiosidad popular a través del acompañamiento al Señor.

También nos reconforta la gran participación ciudadana en las últimas elecciones. Esto manifiesta la confianza de la mayoría en el proceso democrático que vive el país.

I.- LA SITUACIÓN DE CAMBIO QUE VIVE EL PAIS

A la luz de la fe hemos reflexionado sobre la realidad, y somos conscientes de que vivimos tiempos de cambios profundos, que, junto a tantos logros, traen también grandes desafíos. Señalamos algunos de los aspectos más preocupantes que necesitan de acciones decididas de parte de todos, para superar las amenazas a la democracia y, en general, a la vida del país.

- Pedimos a los que tienen autoridad y a todos los ciudadanos e instituciones, combatir, sin escatimar esfuerzos, el creciente flagelo del narcotráfico, la producción y consumo de drogas, que tanto daño hacen a los jóvenes y a la sociedad.
- Urge tomar medidas frente al deterioro de la convivencia social, con el incremento de la inseguridad ciudadana, la delincuencia y la violencia que originan la muerte de muchos bolivianos y que expresan el poco respeto a la vida y a la dignidad de las personas, como hijos de Dios.
- Se multiplican hechos de manipulación de la justicia, provocando un ambiente de sospecha y persecución que atemorizan a los ciudadanos, además de ahondar la desconfianza en los organismos judiciales.
- La polarización entre fuerzas políticas ha provocado susceptibilidades en estas últimas elecciones, generando un clima de tensión e intolerancia que conspira contra la convivencia pacífica. Nos hacemos eco del clamor del ciudadano de a pie y de la gente sencilla, que con su sabiduría popular, con su trabajo sacrificado busca desactivar el enfrentamiento, la descalificación y la discriminación política.
- La necesidad de una mayor responsabilidad respecto a la conservación adecuada del Medio Ambiente. La Iglesia quiere ser testimonio de defensa y cuidado de la creación de Dios, como lo hemos afirmado en las Cartas Pastorales sobre la “Tierra, Madre fecunda para todos” y el “Agua, fuente de vida, y don para todos”. Al mismo tiempo, saludamos y deseamos que la Iª Cumbre Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra, que se realiza en nuestro país, contribuya a salvaguardar la naturaleza.

II.- GARANTIZAR LA LIBERTAD DE LA EDUCACIÓN

La Iglesia ha desarrollado a lo largo de la historia una gran labor educativa, de manera particular en los lugares más apartados de nuestro país. Ésta es su misión. Misión que anhela cumplir también en el contexto que diseñará la nueva Ley de Educación.
Reconocemos que el Estado, en los últimos años, ha invertido mucho en la educación de los niños y de los jóvenes, sobre todo en infraestructura educativa. Esfuerzos que esperamos den sus frutos en beneficio de la sociedad boliviana.
Sin embargo, nos hemos encontrado con la seria dificultad de que autoridades educativas de diferentes niveles quieren imponer a los establecimientos educativos de Convenio sus criterios y su personal, no reconociendo nuestro derecho a elegir el cuerpo docente de las obras católicas.

También está en riesgo el que la Iglesia siga formando maestros, al igual que las otras Escuelas Superiores de formación. Por último, existe el peligro de no poder ofrecer la educación religiosa que esperan los padres de familia para sus hijos, como primeros responsables de su educación.

De darse estos lamentables e injustos hechos, se limitaría el pluralismo de pensamiento y la libertad de enseñanza garantizados por la Constitución Política del Estado.

III.- RECONCILIÉMONOS ENTRE LOS BOLIVIANOS

Hay situaciones tensas que crean un ambiente de desconfianza, de recelo ante el otro, de división en nuestras familias y en nuestra sociedad, y que suscitan temores que impiden expresar las ideas con libertad.
La Iglesia, defensora de los derechos de la persona y del bien común, no puede quedarse indiferente ante estos hechos y debe ser ella misma signo de unidad e instrumento de reconciliación, para hacer realidad la Vida Nueva que nos trae Cristo Resucitado.

Al mismo tiempo, hacemos un llamado a los distintos sectores de la sociedad a dejar de lado las divergencias y deponer actitudes de intransigencia, incentivando el respeto mutuo, el diálogo y la concertación como expresiones de una verdadera y auténtica búsqueda de entendimiento y reconciliación entre los bolivianos, para que, como nos pide el Señor, el perdón venza al odio, y nuestro país logre alcanzar la deseada unión.

IV.- LA MISIÓN PERMANENTE, TAREA APREMIANTE

Otro tema importante sobre el que hemos reflexionado en nuestra Asamblea, ha sido la evaluación del avance de la Misión Permanente que lanzamos hace un año. Después de esta etapa de concientización, nuestra Iglesia tiene un nuevo desafío: hacer de cada bautizado un fiel discípulo y apasionado misionero. Por lo tanto, hoy, les convocamos a ser testigos de Jesucristo ahí, donde se encuentran.

Nuestra convocatoria ha despertado el entusiasmo e interés de nuestros fieles en la producción y difusión de subsidios, en las Asambleas Diocesanas y encuentros sectoriales. Hay en ellos un gran deseo de profundizar en el conocimiento, amor y seguimiento a Jesús.

Estamos concluyendo el Año Sacerdotal convocado por el Papa Benedicto XVI para tomar conciencia de la importancia de este servicio ministerial dentro de la comunidad cristiana. Hemos orado por ellos y con ellos, pidiendo la santidad de vida y la entrega generosa en su ministerio presbiteral. En el mes de julio, la Conferencia del Clero de Bolivia celebra 25 años de su creación al servicio de la comunión de los Presbiterios Diocesanos. Felicidades por este acontecimiento tan importante en la vida de nuestra Iglesia.

En relación con este tema, reflexionamos sobre la pastoral vocacional, que despierta entre los jóvenes una búsqueda y discernimiento acerca del llamado del Señor a la vida sacerdotal y religiosa. La tarea pastoral nos hace constatar la necesidad de contar con más candidatos a la vida presbiteral y consagrada. Esta realidad vocacional no puede ser preocupación sólo de nosotros, los pastores, sino de todos. Debemos tomar conciencia y orar para que el Señor envíe más obreros a su mies. Es una vocación que debe nacer en la familia, en los grupos de la pastoral juvenil y en el testimonio de los mismos cristianos.

En este espíritu eclesial, recordamos al querido hermano Mons. Roger Aubry, fallecido recientemente, como ejemplo de una vocación misionera, de amor al Señor y a su pueblo del Vicariato de Reyes, que nos impulsa a seguir sus pasos en el fascinante camino de la misión.

No quisiéramos terminar sin hacer una ferviente invitación a todas nuestras comunidades a celebrar los 50 años de Hermandad con la Iglesia en Tréveris, posteriormente fortalecida con la Iglesia en Hildesheim, Hermandad que tanto ha contribuido a fomentar la comunión, la fraternidad y la misión.

Por intercesión de la Virgen María, que el Señor Resucitado bendiga a nuestro pueblo dándole valor para vencer los miedos y testimoniar su compromiso cristiano.

Cochabamba 20 de abril de 2.010

Los Obispos de Bolivia