Jornada Mundial de la Infancia Misionera


“Desde niños, Discípulos Misioneros de Jesús”

La Misión es considerada como un compromiso comunitario y una responsabilidad de la Iglesia que vive en cada pueblo o ciudad. De ahí que queremos, como Iglesia boliviana, impulsar la dimensión misionera que brota del encuentro con Jesucristo, para quien somos misioneros todos. En muchas de nuestras parroquias y colegios existe la Infancia y Adolescencia Misionera: por eso les animamos a “apoyar la experiencias pastorales de atención a la primera infancia” (DA 441 e), valorar la capacidad misionera de los niños niñas que no sólo evangelizan a sus propios compañeros, sino que también pueden ser evangelizadores de sus propios padres; (DA 441g), fomentar la institución de la Infancia Misionera (DA 441 h), porque, desde la apertura y sensibilidad en Jesús, pueden colaborar en construir un mundo mejor.

Ellos son don y signo de la presencia de dios en nuestro mundo, por su capacidad de aceptar con sencillez el mensaje evangélico. Jesús los acogió con especial ternura (DA 438). Son además solidarios con los demás, especialmente con los más pobres.

La Jornada Mundial de la Infancia y Adolescencia Misionera se celebrará este año el 6 de abril, tercer domingo de Pascua. La misma, como ya es conocido, es de derecho Pontificio, lo que nos impulsa a celebrarla en nuestras comunidades y a realizar la colecta de solidaridad. La Pontificia Obra de la Santa Infancia, en Roma, se encargará de reunir todas las colectas del mundo y destinarlas a los proyectos de solidaridad que cada año superan el número de 4.000. Recordemos a nuestras comunidades que, en muchas ocasiones, Bolivia ha sido beneficiada por este fondo de solidaridad. Esta solidaridad es también manifestada por los niños a través de la oración, sacrificio gestos que dan vida a Nuestra Iglesia y que valen la pena seguir motivando.

Conferencia Episcopal Boliviana

Mensaje de S.S. Papa Benedicto XVI.

Queridos niños:

Con ocasión de mi visita apostólica a Austria, me alegra poder dirigirme particularmente a ustedes, que participan activamente en las iniciativas de la Obra Pontificia de la Infancia Misionera. Les agradezco de corazón las cartas y los dibujos que me han enviado como signos de su afecto y de su cercanía a mi misión. En ellos expresan los sentimientos de fe y de amor por los que Jesús amaba tanto a los niños y los acogía con los brazos abiertos, señalándolos como ejemplo a sus discípulos: “De los que son como estos es el Reino de Dios” (Mc. 10,14). Quiero decirles que aprecio mucho su compromiso en la Infancia Misionera. Veo que son pequeños colaboradores en el servicio que el Papa presta a la Iglesia y al mundo: ustedes me sostienen con su oración y también con su compromiso por difundir el Evangelio. Hay muchos niños que aún no conocen a Jesús. Y, por desgracia, hay otros muchos que carecen de lo necesario para vivir: alimento, asistencia sanitaria, instrucción; a muchos les falta paz y serenidad. La Iglesia les dispensa una atención particular, especialmente mediante los misioneros; y también ustedes se sienten llamados a dar su contribución, tanto individualmente como en grupo.

La amistad con Jesús es un don tan hermoso que no se puede tener sólo para uno mismo. Quien recibe este don siente la necesidad de transmitirlo a los demás; y, de este modo, el don, compartido, no disminuye sino que se multiplica. Sigan así. Ustedes están creciendo y pronto llegarán a ser adolescentes y jóvenes: no pierdan el espíritu misionero que tienen. Mantengan una fe siempre límpida y genuina, como la de San Pedro.

Queridos pequeños amigos, les encomiendo a la protección de la Virgen. Pido por ustedes, por sus padres y sus hermanos. Pido por sus grupos misioneros y sus educadores, y a todos imparto de corazón la bendición apostólica.