La Iglesia que vio nacer este pueblo de San Julián, hace casi cuarenta años, no lo abandonó a su suerte, sino, que hasta ahora lo sigue acompañando en las buenas y malas hasta que encuentre su verdadera plenitud. En este pueblo con más de treinta barrios, con un desarrollo desenfrenado y habitado la mayor parte por gente de la parte occidental del país, aquí los misioneros del Santísimo Redentor (redentoristas) realizaron con grandes desafíos, dos semanas de un trabajo pastoral extraordinario, llamado La Misión.
Comparada con la misión de los hijos de San Ignacio de Loyola (jesuitas) hacen trescientos años en tierras de chiquitos que duro más de medio siglo y otras misiones donde la evangelización fue impartida muchas veces con la fuerza, no tanto por la dureza de los misioneros sino por el carácter de rebeldía de los grupos nómadas con un sin numero de defectos contrarios a la razón europea. No fue una misión imposible ni fácil porque en aquella se tenía que poner primero las bases sólidas como: reducir a los indígenas, fundar un nuevo pueblo, organizar y proyectar la nueva comunidad y acompañar “la ciudad de Dios en la tierra”.
Este ejemplo de trabajo misionero, el mundo agradecerá siempre a la Iglesia al contemplar y admirar sus maravillas no sólo en sus hermosos templos sino, en la fértil semilla del Evangelio sembrada en todos los tiempos.
Como dice una frase célebre: “las obras no se terminan se abandonan”, los misioneros vinieron en Abril, Julio y Septiembre y Noviembre el tiempo fuerte prepararon y animaron a los laicos y luego abandonaron la parroquia con el objetivo de haberla dejado renovada. No renovaron nada visible, pero levantaron polvo en el camino y enseñaron al pueblo un bello testimonio que la misión de la Iglesia es tarea de todos, salir al encuentro del otro, este trabajo misionero para muchos católicos resulta anticuado y vergonzoso. Aquí es importante hablar bien claro a los católicos, la fe sin obras es vanidad de vanidades.
San Julián a pesar de ser una sociedad diversa y compleja en su cosmovisión de ver la realidad y Dios la mayoría de su gente en sus orígenes recibieron enseñanza sobre la fe cristiana. Al llegar a las tierras bajas de Oriente boliviano sufrieron profundamente un desarraigo cultural y religioso, muchos ahora no son nada. La Iglesia tiene una receta que ofrecer a estas personas cuando dice que la religión ayuda profundamente y marca y guía el carácter de las personas en la categoría y escala de valores.
La misión en la Parroquia se realizo en el momento justo de su historia. Fue la primera misión, la más difícil para los misioneros al no encontrar la aceptación y respuesta de la gente como en otras partes. Pero trajeron y sembraron la buena semilla del Evangelio en un pueblo complejo y diverso donde pareciera que la tesis “el hombre tiene hambre de Dios” ha quedado sepultada.
La misión 2008, tarde o temprano echará sus frutos, fue el sentir de muchos misioneros (as) contentos de poder recibir un formación y al recibir una cruz y apostaron como grupo, trabajar para unificar la familia, dinamizar la vida de sus barrios, y aportar desde su fe con sus cualidades a engrandecer y expandir el trabajo misionero de la Iglesia. Si la misión fue un éxito, el triunfo y la alegría es de todos. Lo demás, lo que falta, Dios lo pondrá en su debido tiempo y estamos seguro que lo llevara a su buen termino.
La misión termino el 23 de Noviembre ultimo domingo del Calendario Litúrgico de la Iglesia, el Domingo de Cristo Rey del Universo. Muchas personas como ser directores, autoridades y familias generosas se ofertaron a colaborar sin condiciones en la misión, mi aprecio y admiración hacia ellos en los barrios: 26 de Octubre, Progreso, Los Ángeles, Plan Dos Mil, 24 de Septiembre, Ñuflo de Chávez y Cafeses. En nombre de los sacerdotes misioneros redentoristas, GRACIAS, sus nombres desde ahora ya figuran en la historia de la parroquia. Gracias a todos ustedes la misión en San Julián fue posible.
Comparada con la misión de los hijos de San Ignacio de Loyola (jesuitas) hacen trescientos años en tierras de chiquitos que duro más de medio siglo y otras misiones donde la evangelización fue impartida muchas veces con la fuerza, no tanto por la dureza de los misioneros sino por el carácter de rebeldía de los grupos nómadas con un sin numero de defectos contrarios a la razón europea. No fue una misión imposible ni fácil porque en aquella se tenía que poner primero las bases sólidas como: reducir a los indígenas, fundar un nuevo pueblo, organizar y proyectar la nueva comunidad y acompañar “la ciudad de Dios en la tierra”.
Este ejemplo de trabajo misionero, el mundo agradecerá siempre a la Iglesia al contemplar y admirar sus maravillas no sólo en sus hermosos templos sino, en la fértil semilla del Evangelio sembrada en todos los tiempos.
Como dice una frase célebre: “las obras no se terminan se abandonan”, los misioneros vinieron en Abril, Julio y Septiembre y Noviembre el tiempo fuerte prepararon y animaron a los laicos y luego abandonaron la parroquia con el objetivo de haberla dejado renovada. No renovaron nada visible, pero levantaron polvo en el camino y enseñaron al pueblo un bello testimonio que la misión de la Iglesia es tarea de todos, salir al encuentro del otro, este trabajo misionero para muchos católicos resulta anticuado y vergonzoso. Aquí es importante hablar bien claro a los católicos, la fe sin obras es vanidad de vanidades.
San Julián a pesar de ser una sociedad diversa y compleja en su cosmovisión de ver la realidad y Dios la mayoría de su gente en sus orígenes recibieron enseñanza sobre la fe cristiana. Al llegar a las tierras bajas de Oriente boliviano sufrieron profundamente un desarraigo cultural y religioso, muchos ahora no son nada. La Iglesia tiene una receta que ofrecer a estas personas cuando dice que la religión ayuda profundamente y marca y guía el carácter de las personas en la categoría y escala de valores.
La misión en la Parroquia se realizo en el momento justo de su historia. Fue la primera misión, la más difícil para los misioneros al no encontrar la aceptación y respuesta de la gente como en otras partes. Pero trajeron y sembraron la buena semilla del Evangelio en un pueblo complejo y diverso donde pareciera que la tesis “el hombre tiene hambre de Dios” ha quedado sepultada.
La misión 2008, tarde o temprano echará sus frutos, fue el sentir de muchos misioneros (as) contentos de poder recibir un formación y al recibir una cruz y apostaron como grupo, trabajar para unificar la familia, dinamizar la vida de sus barrios, y aportar desde su fe con sus cualidades a engrandecer y expandir el trabajo misionero de la Iglesia. Si la misión fue un éxito, el triunfo y la alegría es de todos. Lo demás, lo que falta, Dios lo pondrá en su debido tiempo y estamos seguro que lo llevara a su buen termino.
La misión termino el 23 de Noviembre ultimo domingo del Calendario Litúrgico de la Iglesia, el Domingo de Cristo Rey del Universo. Muchas personas como ser directores, autoridades y familias generosas se ofertaron a colaborar sin condiciones en la misión, mi aprecio y admiración hacia ellos en los barrios: 26 de Octubre, Progreso, Los Ángeles, Plan Dos Mil, 24 de Septiembre, Ñuflo de Chávez y Cafeses. En nombre de los sacerdotes misioneros redentoristas, GRACIAS, sus nombres desde ahora ya figuran en la historia de la parroquia. Gracias a todos ustedes la misión en San Julián fue posible.
P. Ruperto Rodríguez