Una experiencia de Comunión Eclesial
Los pasados 4, 5 y 6 de marzo celebramos en San Ramón la Asamblea del Vicariato con el fin de revisar la realización del Plan Pastoral durante el año 2009 y planificar las acciones pastorales del 2010.
Estaban invitados el párroco, dos consagrados o consagradas y tres laicos comprometidos de cada parroquia. Fue un tiempo de compartir inquietudes y reflexionar juntos, especialmente cómo concretar la Misión Permanente este año en nuestro Vicariato Apostólico.
El jueves, día 4, por la tarde comenzamos con el saludo de Monseñor Antonio Bonifacio, o.f.m. Él nos agradeció la presencia y presentó el programa de los tres días. Esa misma tarde, los vicarios de las tres zonas presentaron su informe-revisión de las actividades a nivel zonal. Las líneas priorizadas en el 2009 se habían plasmado en acciones a nivel de Vicariato y de parroquias, pero con mayor dificultad a nivel zonal.
Después del refrigerio vimos un vídeo muy motivador sobre la V Conferencia General de Aparecida (mayo 2007) y la Misión Permanente.
El viernes, día 5, en la oración de la mañana los encargados de la Zona de Tierras Bajas hicieron presente a los cinco continentes y, de un modo muy especial, a Chile y Haití expresando nuestra solidaridad con estos hermanos damnificados. Monseñor compartió con nosotros una meditación a cerca del encuentro de Pedro y Juan con Jesús resucitado y la pesca milagrosa (cf. Jn 21, 1-14). Nos sentimos invitados a remar mar adentro de nosotros mismos y también de las personas en esta Misión Permanente, para allí, en lo profundo, echar las redes. Compartimos esta reflexión en grupos y finalizamos la oración compartiendo peticiones y acción de gracias.
Antes de la lectura de los telegramas, la hermana María José nos presentó un resumen de las actividades realizadas por Infancia y Adolescencia Misionera (IAM).
A continuación, Monseñor Antonio Bonifacio nos leyó un mensaje del Nuncio Apostólico en el que hizo tres llamadas: A amar a la Iglesia con el agradecimiento que nace de un hijo hacia la madre que le ha dado la vida, a creer en la Iglesia, como don de Dios, y a comprometernos con la Iglesia ofreciendo tres grandes “SI” en oposición a tres grandes y muy comunes tentaciones: Frente al desinterés, ofrecer nuestra corresponsabilidad, frente a la división, ofrecer nuestro diálogo fraterno y la búsqueda conjunta de la voluntad de Dios, frente al estancamiento de la nostalgia, comprometernos en una continua conversión. Nos invitó a formar una Iglesia cada vez más misionera, no como conquista desde el poder, sino como camino de servicio…
Agradecidos también por esta expresión de comunión eclesial, seguimos alimentando nuestra fe y compromiso escuchando, en esta ocasión en persona, a Monseñor Sergio Gualbertti, que nos presentó el tema: “Laico, Discípulo y Misionero de Jesucristo”. De modo muy pedagógico desarrolló los siguientes puntos: qué significa ser discípulo (llamado para conocer por experiencia al Maestro, ser seguidor y amigo. Jesús llama a los que quiere, para que estemos con Él. Se da una segunda llamada, más exigente: “quien quiera venir conmigo, cargue con su cruz…”. El discípulo: escucha al Maestro, pone en práctica su Palabra, es seguidor de Jesús, está con Él y vive en comunión eclesial. A continuación habló de la Misión, papel privilegiado de los laicos y lo importante que es que la Iglesia haga un renovado esfuerzo por convocar y formar a laicos misioneros.
A las 11:00 a.m. Monseñor Antonio Bonifacio nos presentó los desafíos pastorales del vicariato en el marco de la Misión Permanente. Nos dijo que nuestro Plan Pastoral, en cuanto su letra imprenta, está en total comunión con las orientaciones del Plan que la Conferencia Episcopal propone para toda Bolivia. Nos instaba con mucha solicitud a ser fieles a ese plan pastoral para que no quede en palabras escritas, sino en realidades. Nos pidió que concretáramos las acciones, las fechas y las personas responsables de llevarlo a cabo. También nos recordó a todos cuáles son las funciones de los vicarios zonales, así como la importancia de que funcionen los consejos parroquiales.
Monseñor Antonio nos habló de que el encuentro con Cristo fortalece la misión como vocación. Necesitamos la conversión para comenzar a pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera. Y todo esto, en continuo discernimiento para no caer
en la tentación de identificar el origen del mal en causas siempre externas a nosotros.
Monseñor Antonio nos urgió a priorizar tres grandes áreas de trabajo:
¨ La Familia: Trabajar la Pastoral Familiar como eje transversal a todas las pastorales.
¨ La Promoción Vocacional: oración y preocupación solícita por las vocaciones. También es necesaria la formación para los acompañantes vocacionales.
¨ La formación de los laicos. Ayudarles a vivir como discípulos en continua relación con su Maestro, cuidar su formación y darles responsabilidades.
En las horas de la tarde retomamos el trabajo: nuestro obispo invitó al Padre Bernardo para que nos presentara la metodología del trabajo en grupos. Consistía en reunirnos por zonas: cada zona debía priorizar las líneas a trabajar este año concretando las acciones, fechas y personas responsables. Lo cierto es que, después de la socialización quedamos un poco desanimados, sólo una zona había logrado cierto nivel de concreción. Monseñor volvió a exhortarnos sobre la importancia de llegar a lo concreto para que no quede todo en palabras. Lo cierto es que esta vez sí reaccionamos: en el trabajo por parroquias llegamos a explicitar muchos más. Así, pasamos a celebrar la Eucaristía con el pueblo de San Ramón, algo más satisfechos del trabajo realizado.
De igual modo, el sábado, iniciamos la oración a las 7:00 a.m. Eran encargados la por la oración la Zona Guaraya. A través de unas filminas se nos invitó a quedarnos en silencio ante el Señor, dejando que sea Él quien hable en nuestra vida, y todo ello a través del poema de Santa Teresa de Jesús, cantado por el coro de Taizé: “Nada te turbe, nada te espante, quien a Dios tiene, nada le falta. Nada te turbe, nada te espante, sólo Dios basta…”
Después del desayuno cada parroquia a socializar su planificación. Al finalizar la presentación de todas las parroquias, Monseñor expresó su alegría por el nivel de concreción de las líneas zonales que se había logrado a nivel parroquial, al fin se veían actividades concretas con responsables y fechas. Se acordó que este año no se realizarán encuentros ni actividades zonales, exceptuando alguna que se vea muy necesaria o conveniente en la zona. Las líneas priorizadas a nivel zonal, las asumen las parroquias a través de sus actividades.
Monseñor Antonio explicó las funciones de las comisiones y sus responsables a nivel del Vicariato: su función es hacer seguimiento a las comisiones de las parroquias para apoyarles en lo que necesiten y hacer llegar la información y los materiales que les pueden ser muy útiles si llegan a tiempo.
Entre los asuntos varios se hizo la siguiente propuesta: realizar dos retiros al año para sacerdotes, vida consagrada y agente de pastoral. Encontrarnos, no ya para trabajar sino para compartir la fe y la oración y nuestro desafío de la comunión eclesial entre todos nosotros. Puede ser en pascua y en adviento.
Otra propuesta de Monseñor fue la de celebrar el primer aniversario de la Misión Permanente. Realizarlo en octubre, en San Ramón, en esta ocasión con una mañana de testimonios sobre la experiencia misionera en la vida personal y parroquial.
Así mismo, nos invitó a participar el 2 de mayo, en la Eucaristía de Acción de Gracias por el año sacerdotal, en la que participarán sacerdotes de todo el oriente boliviano. El lugar está por confirmar.
En la Eucaristía final, con la parábola del Hijo Pródigo o el Padre Misericordioso como Evangelio del día, agradecimos al Señor su Misericordia y su derroche de gracias. Monseñor nos invitó a identificarnos con los tres personajes, con el deseo de que logremos ser, para los demás, un poco como ese Padre misericordioso, siempre dispuesto a acoger con gran ternura y compasión.
Gracias, Señor por esta experiencia de comunión eclesial, de buscar juntos tu voluntad para este nuevo año. Ponemos en tus manos todos los proyectos y actividades de este año, sabiendo que unos siembran, otros riegan, pero sólo Tú haces crecer.
(Memoria recogida por Lucía Bover, Obrera de la Cruz)
Adjunto mis saludos fraternos con la promesa de cercanía y de oración para que estos acuerdos tomados en nuestra Asamblea Pastoral susciten en cada uno/a y en todo el Pueblo de Dios que camina en el Vicariato Apostólico de Ñuflo de Chávez un nuevo ardor por el Reino de Dios presente en medio de nosotros y por todos los que Él Señor ama entrañablemente. (cf Las Bienaventuranzas, Mt 5, 1-12).
Con afecto fraterno: +Antonio Bonifacio Reimann, OFM
Los pasados 4, 5 y 6 de marzo celebramos en San Ramón la Asamblea del Vicariato con el fin de revisar la realización del Plan Pastoral durante el año 2009 y planificar las acciones pastorales del 2010.
Estaban invitados el párroco, dos consagrados o consagradas y tres laicos comprometidos de cada parroquia. Fue un tiempo de compartir inquietudes y reflexionar juntos, especialmente cómo concretar la Misión Permanente este año en nuestro Vicariato Apostólico.
El jueves, día 4, por la tarde comenzamos con el saludo de Monseñor Antonio Bonifacio, o.f.m. Él nos agradeció la presencia y presentó el programa de los tres días. Esa misma tarde, los vicarios de las tres zonas presentaron su informe-revisión de las actividades a nivel zonal. Las líneas priorizadas en el 2009 se habían plasmado en acciones a nivel de Vicariato y de parroquias, pero con mayor dificultad a nivel zonal.
Después del refrigerio vimos un vídeo muy motivador sobre la V Conferencia General de Aparecida (mayo 2007) y la Misión Permanente.
El viernes, día 5, en la oración de la mañana los encargados de la Zona de Tierras Bajas hicieron presente a los cinco continentes y, de un modo muy especial, a Chile y Haití expresando nuestra solidaridad con estos hermanos damnificados. Monseñor compartió con nosotros una meditación a cerca del encuentro de Pedro y Juan con Jesús resucitado y la pesca milagrosa (cf. Jn 21, 1-14). Nos sentimos invitados a remar mar adentro de nosotros mismos y también de las personas en esta Misión Permanente, para allí, en lo profundo, echar las redes. Compartimos esta reflexión en grupos y finalizamos la oración compartiendo peticiones y acción de gracias.
Antes de la lectura de los telegramas, la hermana María José nos presentó un resumen de las actividades realizadas por Infancia y Adolescencia Misionera (IAM).
A continuación, Monseñor Antonio Bonifacio nos leyó un mensaje del Nuncio Apostólico en el que hizo tres llamadas: A amar a la Iglesia con el agradecimiento que nace de un hijo hacia la madre que le ha dado la vida, a creer en la Iglesia, como don de Dios, y a comprometernos con la Iglesia ofreciendo tres grandes “SI” en oposición a tres grandes y muy comunes tentaciones: Frente al desinterés, ofrecer nuestra corresponsabilidad, frente a la división, ofrecer nuestro diálogo fraterno y la búsqueda conjunta de la voluntad de Dios, frente al estancamiento de la nostalgia, comprometernos en una continua conversión. Nos invitó a formar una Iglesia cada vez más misionera, no como conquista desde el poder, sino como camino de servicio…
Agradecidos también por esta expresión de comunión eclesial, seguimos alimentando nuestra fe y compromiso escuchando, en esta ocasión en persona, a Monseñor Sergio Gualbertti, que nos presentó el tema: “Laico, Discípulo y Misionero de Jesucristo”. De modo muy pedagógico desarrolló los siguientes puntos: qué significa ser discípulo (llamado para conocer por experiencia al Maestro, ser seguidor y amigo. Jesús llama a los que quiere, para que estemos con Él. Se da una segunda llamada, más exigente: “quien quiera venir conmigo, cargue con su cruz…”. El discípulo: escucha al Maestro, pone en práctica su Palabra, es seguidor de Jesús, está con Él y vive en comunión eclesial. A continuación habló de la Misión, papel privilegiado de los laicos y lo importante que es que la Iglesia haga un renovado esfuerzo por convocar y formar a laicos misioneros.
A las 11:00 a.m. Monseñor Antonio Bonifacio nos presentó los desafíos pastorales del vicariato en el marco de la Misión Permanente. Nos dijo que nuestro Plan Pastoral, en cuanto su letra imprenta, está en total comunión con las orientaciones del Plan que la Conferencia Episcopal propone para toda Bolivia. Nos instaba con mucha solicitud a ser fieles a ese plan pastoral para que no quede en palabras escritas, sino en realidades. Nos pidió que concretáramos las acciones, las fechas y las personas responsables de llevarlo a cabo. También nos recordó a todos cuáles son las funciones de los vicarios zonales, así como la importancia de que funcionen los consejos parroquiales.
Monseñor Antonio nos habló de que el encuentro con Cristo fortalece la misión como vocación. Necesitamos la conversión para comenzar a pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera. Y todo esto, en continuo discernimiento para no caer
en la tentación de identificar el origen del mal en causas siempre externas a nosotros.
Monseñor Antonio nos urgió a priorizar tres grandes áreas de trabajo:
¨ La Familia: Trabajar la Pastoral Familiar como eje transversal a todas las pastorales.
¨ La Promoción Vocacional: oración y preocupación solícita por las vocaciones. También es necesaria la formación para los acompañantes vocacionales.
¨ La formación de los laicos. Ayudarles a vivir como discípulos en continua relación con su Maestro, cuidar su formación y darles responsabilidades.
En las horas de la tarde retomamos el trabajo: nuestro obispo invitó al Padre Bernardo para que nos presentara la metodología del trabajo en grupos. Consistía en reunirnos por zonas: cada zona debía priorizar las líneas a trabajar este año concretando las acciones, fechas y personas responsables. Lo cierto es que, después de la socialización quedamos un poco desanimados, sólo una zona había logrado cierto nivel de concreción. Monseñor volvió a exhortarnos sobre la importancia de llegar a lo concreto para que no quede todo en palabras. Lo cierto es que esta vez sí reaccionamos: en el trabajo por parroquias llegamos a explicitar muchos más. Así, pasamos a celebrar la Eucaristía con el pueblo de San Ramón, algo más satisfechos del trabajo realizado.
De igual modo, el sábado, iniciamos la oración a las 7:00 a.m. Eran encargados la por la oración la Zona Guaraya. A través de unas filminas se nos invitó a quedarnos en silencio ante el Señor, dejando que sea Él quien hable en nuestra vida, y todo ello a través del poema de Santa Teresa de Jesús, cantado por el coro de Taizé: “Nada te turbe, nada te espante, quien a Dios tiene, nada le falta. Nada te turbe, nada te espante, sólo Dios basta…”
Después del desayuno cada parroquia a socializar su planificación. Al finalizar la presentación de todas las parroquias, Monseñor expresó su alegría por el nivel de concreción de las líneas zonales que se había logrado a nivel parroquial, al fin se veían actividades concretas con responsables y fechas. Se acordó que este año no se realizarán encuentros ni actividades zonales, exceptuando alguna que se vea muy necesaria o conveniente en la zona. Las líneas priorizadas a nivel zonal, las asumen las parroquias a través de sus actividades.
Monseñor Antonio explicó las funciones de las comisiones y sus responsables a nivel del Vicariato: su función es hacer seguimiento a las comisiones de las parroquias para apoyarles en lo que necesiten y hacer llegar la información y los materiales que les pueden ser muy útiles si llegan a tiempo.
Entre los asuntos varios se hizo la siguiente propuesta: realizar dos retiros al año para sacerdotes, vida consagrada y agente de pastoral. Encontrarnos, no ya para trabajar sino para compartir la fe y la oración y nuestro desafío de la comunión eclesial entre todos nosotros. Puede ser en pascua y en adviento.
Otra propuesta de Monseñor fue la de celebrar el primer aniversario de la Misión Permanente. Realizarlo en octubre, en San Ramón, en esta ocasión con una mañana de testimonios sobre la experiencia misionera en la vida personal y parroquial.
Así mismo, nos invitó a participar el 2 de mayo, en la Eucaristía de Acción de Gracias por el año sacerdotal, en la que participarán sacerdotes de todo el oriente boliviano. El lugar está por confirmar.
En la Eucaristía final, con la parábola del Hijo Pródigo o el Padre Misericordioso como Evangelio del día, agradecimos al Señor su Misericordia y su derroche de gracias. Monseñor nos invitó a identificarnos con los tres personajes, con el deseo de que logremos ser, para los demás, un poco como ese Padre misericordioso, siempre dispuesto a acoger con gran ternura y compasión.
Gracias, Señor por esta experiencia de comunión eclesial, de buscar juntos tu voluntad para este nuevo año. Ponemos en tus manos todos los proyectos y actividades de este año, sabiendo que unos siembran, otros riegan, pero sólo Tú haces crecer.
(Memoria recogida por Lucía Bover, Obrera de la Cruz)
Adjunto mis saludos fraternos con la promesa de cercanía y de oración para que estos acuerdos tomados en nuestra Asamblea Pastoral susciten en cada uno/a y en todo el Pueblo de Dios que camina en el Vicariato Apostólico de Ñuflo de Chávez un nuevo ardor por el Reino de Dios presente en medio de nosotros y por todos los que Él Señor ama entrañablemente. (cf Las Bienaventuranzas, Mt 5, 1-12).
Con afecto fraterno: +Antonio Bonifacio Reimann, OFM